martes, 16 de diciembre de 2008

Imagenes en sepia





La tarde ha entrado furtiva por tu ventana y te ha sorprendido mirando las blancas paredes, como si en ellas pudieras ver reflejadas imágenes de tu vida en un gastado tono sepia. Escenas imborrables, momentos que de alguna manera te han marcado como aquella primera sonrisa, o los besos al despertar, o alguna leve caricia inconsciente que conseguía ponerte la piel de gallina. Con el corazón sobrecogido, dejas vagar tu mirada ausente por los oscuros cuadros. Una extraña sensación te paraliza, mientras tu mente explora lo que fue y ya nunca será, o lo que irremediablemente es.

Y no puedes evitar sentir que de alguna manera, no eres más que un mero espectador en tu propia vida, incapaz de cambiar un ápice el futuro al que ineluctablemente te abocas, que pequeñas frases o momentos han conducido la historia hasta un punto que jamás sospechaste. Como en un cine, sigues la trama desde lejos, atento a los detalles, gritándole al actor (a ti) que no entre solo, que no se aleje, que no pierda a la chica.

En momentos como ese el mundo adquiere una extraña tonalidad en sepia que le da un aire irreal y nunca estás seguro de que lado de la pantalla te encuentras. Quiero que sepas, que justo en ese instante, estoy aquí, junto a ti, para darte un abrazo muy fuerte.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Diciembre

Sin darme cuenta ha llegado diciembre. Con su frío, sus nostalgias, y ese cíclico estrés por toda la faena que se avecina y que debe quedar lista antes de las vacaciones...

Desde la última vez que escribí aquí he ido a clase, a fiestas de cumpleaños, a fiestas de estreno, a fiestas con juegos, a fiestas sin más, a conciertos, a ensayos, he caminado por la nieve, he cantado, he enfermado, he visto muchas películas, he dejado de acudir clase, a fiestas, a conciertos, a ensayos, me he recuperado y he disfrutado de nuevo con esa hora mágica del atardecer, he divagado, he llorado, pero sobre todo apenas he dejado de sonreír.

Pero ahora diciembre ya está aquí, y ya no caben nuevas piezas en este malsano rompecabezas, porque las noches cada vez son más cortas y el tiempo escapó de mi reloj. Así que cambiaré mis acuarelas por lapices de punta blanda, los sombreros por aviones de papel y mis sueños por fotos en blanco y negro. Sin embargo, pienso seguir sonriendo...

martes, 18 de noviembre de 2008

Músicas del mundo

Revisando fotos esta tarde he encontrado las que nos hicimos en el XXI Encuentro Coral Internacional "Ciudad de Torrevieja", en abril del año pasado, en el que participé como miembro del Cor Jove de la FeCoCoVa. Fue una experiencia realmente preciosa, y conocimos a gente de un montón de lugares diferentes. Sin embargo, con los que mejor migas hicimos fue con los venezolanos, un increíble coro de Isla Margarita,con los que lo pasamos realmente en grande.

Haciendo memoria me ha venido a la cabeza una canción que cantaban mis panas venezolanos, y que me ponía la piel de gallina. Se trata de un canto de boda bereber arreglado por Juan Pablo de Juan, de un ritmo y una belleza increíbles, que aún consigue emocionarme. La suerte que he tenido es que la he encontrado en youtube, y esto, en una época en la que no dejo de escuchar música klezmer, me ha hecho darme cuenta de lo realmente importante que es la música para mi, y que al igual que me encanta conocer nuevos lugares y culturas, adoro conocer las músicas del mundo. Quiero compartir con vosotros algunas de esas canciones...

Nawba Isbahan y cantos de boda


Lullaby for Kamilla de Kroke (un grupo polaco de música klezmer)


Butterfly lovers, una obra china interpretada al gu-zheng


Esta entrada esta dedicada a Sil, que por fin tiene su cello :D

lunes, 17 de noviembre de 2008

Happy me, happy you

Y sin darme cuenta, ya he cumplido 31. Y aunque realmente ha sido un día más, he notado el cariño de todos vosotros a lo largo del día, y lo que es aún mejor, la seguridad de que lo voy a seguir teniendo también el resto de días. Muchísimas gracias de todo corazón!

Un fin de semana más

Acabo de llegar a casa, exhausto, extremadamente cansado, pero feliz. Este fin de semana ha sido, no voy a negarlo, un fin de semana más, sin sucesos extraordinarios, ni curiosos viajes, ni aventuras inolvidables, pero de alguna manera ha sido especial.

El viernes tarde estuve haciendo papeleo. De ahí a un concierto en el Mercado de Colón, que los chicos de Broadway Melodies le dedicaron a Sinatra por que este año se cumple el décimo aniversario de su fallecimiento. Fue muy bonito volverles a escuchar, aunque fuera solo por media hora: en nada me fui a toda prisa a jugar mi partido semanal de futbito.

El partido resulto mejor que de costumbre. Sorprendentemente conseguí anotar cinco goles, cuando de normal puedo estar contento si marco uno solo. Y en la portería, además de descansar y recuperar un poco de fuelle, hasta me permití parar balones. Supongo de todas maneras, que esta feliz racha es flor de un día, y el próximo viernes volveré a mi normal nivel de juego (caracterizado por la descoordinación motriz, y la ausencia absoluta de energía para aguantar todo el encuentro).

Del partido aterricé en casa de Julie, que se curró una cena chulísima y un juego de hombres-lobo, que resultó realmente divertido. La buena compañía y el tequila hicieron el resto. Sábado para dormir y estudiar, y para preparar disfraz, porque por la noche teníamos la fiesta sorpresa de Carlos que nos ha cumplido 30 añitos (¡ahí es nada!). Lo pasamos genial.

Y el domingo, estudiar por la mañana, y luego comida en casa de JC y Alex, y sesión maratoniana de rodaje para ir acabando los proyectos que tenemos entre manos. Al final, vuelves a casa destrozado, pero con la sensación de que pese a no ser un fin de semana especial, lo has disfrutado como si lo fuera.

jueves, 13 de noviembre de 2008

La resurrección

Desde ayer me siento un poco más feliz. Mi cámara de fotos, que sucumbió hace ya un mes y medio, ha vuelto de entre los muertos, y ya se encuentra en perfecto estado y completo funcionamiento. Las entradas de este blog volverán otra vez a tener fotos...

Y como muestra pongo aquí la primera foto que tomé nada más recoger la cámara.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Daño colateral

Me siento avergonzado. Bueno, no. Me siento MUY avergonzado. Porque este fin de semana, tratando de mirar un poco por mi, he hecho daño a quien no esperaba. Es lo que llaman un daño colateral.

Me explico. Cualquiera que me conozca un poco sabe que me cuesta muchísimo decirle No a la gente que aprecio, y que a veces eso me trae más de un problema. Pues bien, este fin de semana tuve que decirles No a unos amigos de hace muchísimo tiempo, y un poco desorientado por la ansiedad que eso me produce, perdí completamente las maneras, y olvidé llamar a otros amigos, a los que también dejé colgados en el último momento. Vamos, un fin de semana fantástico.

Ahora, han pasado ya varios días pero no consigo quitármelo de la cabeza. Y pueden decirme que no pasa nada, pero yo sé que no es así, que lo he hecho mal, y me avergüenzo de ello. Tanto que reconozco haberme aislado estos últimos días. He rehuido el contacto humano, he evitado a la gente, he renunciado voluntariamente al messenger, quizás con el temor irracional de hacer de nuevo involuntariamente daño a alguien a quien quiero.

He pensado en resarcir a alguna de esas personas, por ejemplo a la que más cariño le tengo, con algún regalo, algún detalle, cualquier cosa, pero no dejo de recriminarme que en el fondo no es más que una manera de comprar su perdón, cosa que me avergüenza aún más. Al final me he dado cuenta de que aunque consiguiera que me perdonara, aún me tendría que perdonar yo...

Me pasa algo curioso, y creo que nunca lo había contado a nadie. Cuando me siento avergonzado, me cuesta muchísimo mirar a los ojos de la gente, como si a través de los ojos pudieran leer mi alma. Siempre acabo evitando sus miradas, mirando hacia el suelo, o hacia el infinito como si pensara en mis cosas. Me ha ocurrido siempre, y no tengo ningún indicio que me haga pensar que va a cambiar. Por eso, no me lo tengáis en cuenta si estos días me veis, y parezco ausente, o no os miro a los ojos...

Esta historia, no tiene final. O al menos por ahora. Así que, por el momento, lo dejaremos aquí, y yo seguiré mirando al suelo como quien busca monedas mientras busco la manera de no herir inconscientemente a nadie.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Proverbio chino

Dice un antiguo proverbio chino que puedes realizar cien cosas que agraden a la gente y una que les desagrade, y solo se te recordará por esta última.

Hoy me siento un poco desilusionado, y necesito pensar en mi mismo. Así que, desgraciadamente, voy a hacer algo que va a desagradar a alguien... Lo siento.

viernes, 31 de octubre de 2008

Todos los santos

Y ya está aquí de nuevo la que se ha convertido en tan terrorífica fecha. Solo que esta vez en vez de quedarnos en esta urbe a pasar miedo, nos vamos a la Feria Medieval de Cocentaina a rodar dos cosas que nos faltan para acabar la primera parte del Proyecto Roleage (por fin!). Así que hasta el domingo noche o lunes mañana, no me busqueis, jejeje.

Espero que tengais una escalofriante noche de Halloween, y/o un tranquilo y nostálgico día de todos los santos...

miércoles, 29 de octubre de 2008

Mal momento

Llueve a mares. Cuando llego a la oficina encuentro la moto de J metida dentro, cerca de la puerta, junto a un enorme charco. A su lado, sobre unas cajas yacen unos pantalones, un par de calcetines, una chaqueta y unas pocas bolsas. Al acercarme a las mesas, para saludar a A y J veo con sorpresa que los pantalones y el resto de la ropa pertenecen a J que en estos momentos esta sentado en calzoncillos esperando que su ropa se seque un poco. Parece que no soy el único al que ha cogido de improviso la lluvia.

Menos mal que esta oficina no suele estar muy concurrida y los dos únicos socios disfrutan de una relativa tranquilidad. Antes de mi llegada hablaban de la necesidad de comprar nuevas tarjetas de visita, porque se les han acabado, y de comprar cartuchos para las impresoras. Vamos, cosas típicas de cualquier oficina. No parece importarles que uno de los dos esté en calzoncillos, y una enorme moto se encuentre justo en medio de la entrada de la oficina. Son gajes del oficio. Además, ¿quien puede venir a molestarles?

Apenas han planteado la pregunta, cuando suena con estrépito el timbre. En la calle se ven un par de personas, un chico y una chica, bien trajeados.

- Seguro que quieren vendernos algo- dice J.

A mira la puerta a ver si consigue imaginarse que quieren. El chico y la chica vuelven a llamar. Se produce un silencio embarazoso.

- Si no te importa, aunque suelo ir yo a recibir las visitas preferiría que hoy abrieras tú, por razones obvias- le dice J a A.

A se levanta y sale a abrir. Desde dentro J y yo escuchamos la conversación. Son representantes de un banco al que hace poco J y A han presentado un proyecto, y vienen a comentarlo porque les interesa. A mira incómodo hacia el interior, a la moto que tiene apenas a unos pasos detrás suyo, a los pantalones mojados sobre la caja, que debería estar llevando puestos J en estos momentos, y a nosotros que hacemos como que trabajamos tecleando en los ordenadores.

- Es que... creo que ahora no es buen momento- dice finalmente.

El chico asiente, sonríe y saca una tarjeta de visita del bolsillo.

- Aquí tenéis nuestra tarjeta. Llamadnos cuando tengáis un rato y buscamos un hueco para negociar vuestro proyecto. ¿Teneis alguna tarjeta de visita...?

¡Mátame camión!

martes, 21 de octubre de 2008

苹果汁, Zumo de manzana (Acto II)

2º ACTO(北京,2007)
(En medio del escenario se encuentra 北先生. Entran en escena por un lado 苹果汁 y 春天月, seguidas por 虎先生 y 钱先生)

苹果汁: 妈妈,我要一双新鞋子。
春天月: 你的鞋子很好看。
苹果汁: 妈妈,我要一件旗袍。
春天月: 你还很小。
苹果汁: 妈妈,我要一条裤子。
春天月: 你有五条裤子。
苹果汁: 妈妈...

(苹果汁 se detiene junto a 北先生 y los demás pasan de largo sin reconocerlo, mientras hablan de sus cosas)

虎先生: 这个星期你忙不忙?
钱先生: 我很忙。昨天我买了一个新公司。
虎先生: 非常好!
钱先生: 你呢?
虎先生: 我也很忙。明天我去欧洲。我在德国有一个公司。

(su cháchara monótona va disminuyendo de volumen y la atención se
centra sobre 苹果汁 y 北先生)

苹果汁: 它很好听。
北先生: 床前明月光, 疑是地上霜。举头望明月, 低头思故乡。
苹果汁: 你叫什么名字?
北先生: 我没有名字。
苹果汁: 你住哪儿?
北先生: 这儿,那儿...
苹果汁: 你是演员吗?
北先生: 我是演员,售货员,服务员,厨师…

(春天月 se ha dado cuenta de que su hija no está, y se acerca a ver que ocurre)

春天月: 女儿!女儿!

(reconoce enseguida a 北先生, y le habla mirándole a los ojos)

春天月: 你有苹果吗?
北先生: 昨天我有一个苹果。苹果很好看。今天我没有。
春天月: 昨天我喜欢苹果。今天我也喜欢苹果。明天我也喜欢苹果。

(el marido de 春天月 se gira hacia ellos y llama)

钱先生: 走吧,苹果汁!
北先生: 她叫苹果汁吗?
春天月: 对。

(ambos se sonríen, y se miran por última vez. Ella se va con su familia haciendo mutis por el lado izquierdo, dejando solo a 北先生)
(Telón)

FIN

苹果汁, Zumo de manzana (Acto I)

苹果汁


Reparto

虎先生: 春天月的爸爸
钱先生: 春天月的未婚夫
春天月: 虎先生的女儿
北先生: 春天月的恋人
苹果汁: 春天月的女儿
售货员:她在水果店工作

Sinopsis argumental

Acto I, cuadro I
. El padre de 春天月recibe en casa al pretendiente de su hija, y trata de concertar el matrimonio, aunque a ella no le agrade la idea.

Acto I, cuadro II. Padre, hija y pretendiente acuden a la frutería, donde 售货员 riñe a 北先生 por no hacer bien su trabajo. Entran 春天月, su padre y su pretendiente en la tienda, y mientras los hombres hablan ella habla con su enamorado, y se citan.

Acto II, cuadro único. 10 años después 春天月 se ha casado finalmente con 钱先生 y pasean todos por la calle. La niña que los acompaña se detiene junto a un artista callejero, y 春天月 lo reconoce enseguida como su enamorado. Hablan y cuando se despiden para no volverse a ver nunca más él descubre que en realidad la hija es suya.


1º ACTO(北京,1997)
Cuadro 1º
(En casa de 虎先生 y 春天月)
(entra 虎先生 con 钱先生 mientras ella cose)

虎先生: 春天月, 这是钱先生。
钱先生: 早上好。
春天月: 您好。 (con desgana)

(Se sientan y ella se apresura a preparar bebidas)

钱先生: 我要茶。
虎先生: 我也要茶。我女儿会说三种语言。春天月, 你会说什么语言?
春天月: 我会说法文,英文和德文。
钱先生: 我会说五种语言。我会说法文,英文,德文,俄文和一点儿西班牙文。
虎先生: 你很聪明。 (girandose a su hija) 春天月, 他很聪明。
钱先生: 我也很有钱。
虎先生: 他也很有钱。我女儿是一个好家庭主妇。

(ella mira con cara de fastidio la conversación. Poco a poco las voces
van disminuyendo, mientras se hace oscuro sobre la escena)

Cuadro 2º
(En la frutería donde trabaja 北先生)

售货员:我很忙,你不忙。你不是好职员。
北先生: 我不是职员。我是演员。
售货员: 你在水果店工作。你是职员,是不好的。

(Entran en la frutería 虎先生, 钱先生 y 春天月)

虎先生: 我女儿很喜欢你。
钱先生: 她很漂亮。我也喜欢她。
虎先生: 你喜欢喝啤酒吗?
钱先生: 喜欢 (sorprendido)
虎先生: 很好,很好。

(Quedan a un lado de la escena hablando en voz baja, mientras 春天月 se acerca a 北先生 para comprar fruta)

北先生:早上好。
春天月: 你好,你有苹果吗?
北先生: 有,今天我有苹果。(la mira haciendo como si realmente mirara la manzana) 苹果很好看

(ella se sonroja)

春天月: 哪里,哪里。(se sonrien contentos) 我要两个苹果。
北先生: 一个苹果。(la mira a los ojos mientras sostiene la segunda manzana cerca del corazón) 两个苹果。
春天月: 今天下午我做苹果汁。你喜欢喝苹果汁吗?
北先生: 对,我喜欢喝苹果汁,我们都喜欢喝苹果汁。

(él escribe corriendo una nota y se la da a ella, que riendo sale con
su padre y su prometido de la tienda)


FIN DEL 1º ACTO

Lenguas

Hoy por fin hemos comenzado las clases de chino en la Escuela Oficial. Y digo por fin, porque este feliz suceso debía haberse producido hace ya varias semanas, pero la profesora que teníamos (Chi, te vamos a echar de menos) se ha ido a la Escuela Oficial de Madrid y nos hemos quedado en cuadro, así que hasta esta mañana no había nuevo profesor. Pero bueno, parece que la situación ya se ha normalizado y a partir de ahora empieza mi nueva rutina de lenguas.

Ha sido muy raro estar de nuevo en clase de chino. Hacia meses que no repasaba prácticamente nada, y que me había dedicado por razones obvias al ruso, así que al principio se notaba muchísimo la falta de práctica. Pero bueno, como de costumbre, las palabras que creías olvidadas vuelven a aparecer en tu cabeza como por ensalmo, y aunque un poco lento vuelves a construir sencillas frases. Ahora toca organizarse y distribuir de manera diferente los ratos que le estoy dedicando a los idiomas.

Y para recordarme a mi mismo que es solo cosa de estudio, y que alguna vez fuí capaz de escribir cosas en chino, me comprometo a publicar aquí la modesta obra de teatro que hicimos para ser representada en clase, durante nuestro primer año.

sábado, 18 de octubre de 2008

...hasta el mar

Hacía mucho tiempo que no venía por el pueblo, pero ya estoy por fin aquí de nuevo. Subo por las estrechas calles y cruzo los lugares donde tantas veces he jugado. A las afueras queda la casa de mi abuela, y cuando me acerco me da un vuelvo el corazón. La casa está en un estado deplorable, con todos los cristales rotos y la puerta desencajada y abierta. Los vecinos me miran de refilón y con cara espantada desaparecen dentro de sus casas. Una sensación indescriptible me embarga, así que entro rápido en la casa.

Todo está echado a perder. No hay luz dentro, un mar de vasos y copas destrozadas cubre el suelo, seguramente obra de algún animal que se ha colado por la puerta abierta. Oigo algunas ratas corretear por el suelo de la sala. El olor a humedad es insoportable. Subo las escaleras iluminado solo por el debil resplandor que entra de la calle. En la habitación de mi abuela, se oye una respiración entrecortada y vacilante. Salto los últimos escalones, que se han hundido. Y me acercó a la alcoba.

Mi abuela yace tumbada boca arriba, en inquieta duermevela. Mis tios estan encargados de cuidarla, pero aquí hace mucho que no entraba nadie. Le susurro su nombre. La llamo como solía hacerlo antaño, y ella me responde debilmente. Está muy delgada, en los huesos. No quiero ni imaginarme cuanto hace que no come nada. Me acerco, y sin importarme la suciedad de la cama, me tumbo junto a ella, y la abrazo. Está muy fría. Le digo que la quiero mucho y que he venido a cuidar de ella, y le doy mil besos. Se está muriendo, ahora lo sé. Trata de hablarme, despacio, con apenas un hilillo de voz.

Sus últimos pensamientos van una y otra vez a una colina que hay cerca del mar, desde donde se ve todo el pueblo y donde ella solía pasear con mi abuelo cuando eran novios. Mi padre me contó que en esa colina ahora han hecho una enorme urbanización, que se llama Vistabella. Se ve desde la carretera cuando entras por la general desde el norte. Insisto en que coma pero no quiere, solo habla de mi abuelo, de lo guapo que era, de lo mucho que le quería, de como le echa de menos. Se está muriendo. Y los dos lo sabemos.

Le pongo su mejor traje, el que más le gusta, el que ha guardado pacientemente para su funeral. Y esta preciosa. Por encima de su cuerpo escuálido, y las manchas en su piel, y sus ojos enfermos, vuelve a ser la misma que conocí de niño, que me daba caramelos y me sentaba en sus rodillas para contarme cuentos. La abrazo con ternura y le digo que nos vamos, a su colina, a pasear como hacía con mi abuelo. A ver el mar. Y la saco de la casa, al sol de la tarde, a la luz, y no dejo de decirle que esta guapísima, y ella con su boca desdentada me sonríe. Los dos sonreimos como hace mucho que no sonreiamos ninguno de los dos. La subo a mis pies, como hacia yo sobre los suyos cuando era pequeño y me ensañaba a bailar. La quiero tanto.

Y en nada hemos llegado a Vistabella. Recorremos toda la colina, danzando, riendo, atisbando el mar desde cada rincón, sonriendo al sol que languidece y que muere poco a poco en el horizonte. Cuando acaba nuestra danza, ella ya se ha marchado. Buen viaje, abuela.

Desde lo oscuro...

Agencia Efe.- La policía detiene a un joven que transportaba en brazos el cadaver de una anciana cerca de la Urbanización Vistabella. El hombre, L.S.M., de 23 años de edad, fue encontrado por la policía desolado y llorando, y no contestó ninguna pregunta de los agentes. El Juzgado de Instrucción número 1 ha ordenado que sea conducido a la Unidad de Psiquiatría del Hospital Clínico.

martes, 14 de octubre de 2008

Planes para Nochevieja

Sí, ya sé que quizás es un poco pronto para hablar sobre Noche vieja. Pero es que este año, siguiendo los impulsos viajeros que se han adueñado de mi en estos últimos tiempos, he decidido pasarla fuera de España, y como eso implica vuelos y búsqueda de alojamiento, pues tengo que organizarlo con tiempo.

Por lo pronto ya he elegido destino, uno que aún no había visitado y que me apetece bastante conocer: Berlin. Será de hecho la primera vez que esté en Alemania, y me emociona pensar que voy a pasear por un sitio del que tanto he oído hablar, y sobre el que tanto he leído. Cualquiera que me conozca sabe que siento una fascinación enfermiza por el periodo histórico que comprende la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial (entre otros) y llevo la idea de experimentar y ver de primera mano la capital alemana.

También será una buena oportunidad de reencontrarse con algunos amigos: rusos, belgas, turcos, alemanes que han ido apareciendo en mi vida cada cierto tiempo. Vamos a acudir todos al Berlin Winter Camp 2008, y según parece a hacer una gran fiesta que dure cinco días. Yo realmente no se si aguantaré tanto, aparte de que quiero ver la ciudad, y aprovechar un poco el tiempo. Pero bueno, que la fiesta está asegurada.

Y si empiezo el año 2009 en Berlin, ¿quien sabe donde demonios lo acabaré? El mundo es tan pequeño...

domingo, 12 de octubre de 2008

Stormy weather

Don't know why, there's no sun up in the sky
Stormy weather, since my man and I ain't together
Keeps raining all the time...

H.Arlen and T.Koehler, Stormy weather

Continua lloviendo. Lleva así todo el largo fin de semana de puente que tantas posibilidades parecía proporcionarnos antes de empezar. Al final, como suele ocurrir, de todo lo planeado, de todo lo que queríamos hacer, solo queda un vago recuerdo y el debil consuelo de que al menos he descansado del ajetreo de las últimas semanas, y he empezado a estudiar y a organizarme para poder sacarle jugo a este curso nuevo que se abre ante mi. Y es que son muchos viajes los que quiero hacer, muchos cortos nuevos, muchos proyectos que necesitan de tiempo y esfuerzo, y para ello necesito centrarme y dedicarle a cada cosa su tiempo sin olvidar nada.

Pero bueno, es domingo. Festivo además, por no se que historia de conquistas y descubrimientos, como homenaje al comienzo del fin de un paraíso. Mientras en la calle se suceden desfiles y banderas, yo tengo aún tiempo para disfrutar de lo que queda de fin de semana. Y pienso hacerlo de manera sencilla: estudiando un rato, leyendo, quiero que mi padre me corte el pelo, y ya puestos me haré un buen afeitado, que ya toca, y luego por la tarde tal vez ver alguna película, y después me acercaré a ver a los gambiteros. Y con un poco de suerte, mañana ya no lloverá...

miércoles, 8 de octubre de 2008

Se busca gente

"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Paga reducida. Frío intenso. Largos meses en la más completa oscuridad. Peligro constante. Es dudoso que puedan regresar a salvo. En caso de éxito, recibirán honores y reconocimiento."

Ernest Shackleton, anuncio aparecido en la prensa británica, 1914.


Esta tarde, mientras caminaba a dar mis clases, iba pensando en los viajes que tengo pendientes, y en concreto el que más me apetece desde hace ya algún tiempo. Es un viaje largo, ambicioso, que podría llevar algún tiempo, pero que promete ser una aventura como las de antaño, un recorrido de miles de kilómetros, una posibilidad de ver lugares que distan tanto de nosotros, de conocer culturas que nos son tan ajenas,...

Pero claro, algo así cuesta dinero, y en este caso, pese a todas las previsiones que se puedan hacer, se trata de una cantidad para nada modesta. El problema del alojamiento es esencial pero creo que no debe ser tan caro como aquí, y además, siempre podemos contar con la red Couchsurfing. Así, se imponen dos caminos: el de ahorrar con tesón durante un tiempo prudencial, o buscar algún tipo de subvención o ayuda. Considero que lo más sensato es buscar una combinación de ambas, pero claro, ¿quién va a querer subvencionar a alguien que se va por ahí de viaje? Dándole vueltas al tema he pensado que podía buscar ayudas por parte de alguna cadena local para la realización de una serie de vídeos o documentales sobre los sitios y culturas por los que pasáramos. Así, he decidido fijarme un plazo de como máximo dos años a partir de mañana, 9 de octubre de 2008, día de la Comunidad Valenciana, para buscar a alguien interesado, ahorrar un poco, escribir un buen proyecto y moverlo por ahí, y en definitiva, preparar el viaje. Si a alguien le apetece venirse, que lo diga...
"Se busca gente para recorrer la ruta del Transiberiano, Mongolia y China. Grandes experiencias. Lugares increíbles. Indispensable un mínimo de inglés y muchas ganas de pasarlo bien, ver mundo y conocer otras culturas. Es dudoso que haya luego ganas de volver. En caso de éxito, guardarán para siempre una excepcional experiencia vital."

lunes, 6 de octubre de 2008

Ausencias

Te añoro.

Cuando el negro se impone al rojo y al azul, cuando la ciudad se cubre de neones y sombras, y abre sus infinitos ojos. Cuando la luna cuelga del cielo, aunque ya no recuerde como volar para cogerla. Cuando poco a poco el mundo se para como cuando inventábamos otros mundos a nuestra medida.

Añoro tu sonrisa, nuestras conversaciones, esos ojos que tanto me embelesan.

Cuando el frío deja paso al calor, y el calor al frío, y todo de nuevo vuelve a comenzar. Cuando el sol y el mar no pueden borrar las huellas que has ido dejando en mi camino. Cuando sentado en la encrucijada no puedo dejar de mirar atrás, buscándote con la vista.

Añoro lo que fue, lo que pudo haber sido, lo que sé que jamás será.

Y aunque nunca supe si llegaste a entenderme, si lo que yo creí osado fue tan solo un indescifrable gesto perdido en un instante que ya quedó atrás, o si por el contrario, tus silencios escondían una verdad tan clara como a mi se me aparecía...

...te añoro.

domingo, 5 de octubre de 2008

Máquinas

Fue tan gradual que no se dieron cuenta. Las maquinas habian ido ganando terreno en todos los aspectos de sus vidas, y mostrandose cada vez más imprescindibles, hasta el punto de que ya no podían vivir sin ellas.

Así, apenas se sorprendió cuando su hambriento estomago, en vez de rugir como de costumbre, emitió un bip de batería baja.

sábado, 4 de octubre de 2008

La calma después de la tempestad

Es sábado por la mañana, y en mi casa reina el silencio. Un sol radiante baña con alegría los edificios frente a mi ventana. Apenas unos pocos coches pasan de manera esporádica y el mundo da la sensación de haberse detenido. Y es eso justo lo que necesito. Para poder saborear la calma después de la tempestad.

Anoche acabó una etapa. No por ningún hecho en concreto (aunque se me podrían ocurrir algunos) sino más bien como culminación de un proceso que ha venido gestándose en los últimos meses. Un proceso por el que el péndulo de Foucault que rige mi vida ha oscilado de manera firme y decidida, a explorar facetas de mi que aún no conocía, o siquiera imaginaba. Y he descubierto un poco mejor como soy, como vivo, que también puedo darme cuenta de las cosas pese a ser tan despistado, y que no me es difícil aprender en qué debo mejorar.

Ahora empieza la nueva etapa, en la que debo usar lo aprendido para tratar de ser la persona que he llegado a vislumbrar; para conseguir, por fin, ocupar el sitio que me corresponde. Y sé que como siempre, no será fácil: luchar contra las viejas costumbres adquiridas, contra la abulia, contra la melancolía y las noches frías,... Y sin embargo, sé que lo puedo alcanzar. Tengo esa certeza que me hace sentirme tan tranquilo.

Pero bueno, antes de comenzar ese ciclo, me voy a permitir saborear este momento, y disfrutar de esta dulce, dulce calma.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Normas de uso

1.- No esperes nunca nada de nadie: la esperanza envenena el alma.
2.- No te detengas: el mundo es tan grande y hay tantas cosas por hacer.
3.- Nunca te arrepientas de nada: simplemente aprende de ello y crece como persona.
4.- Disfruta de cada momento: al fin y al cabo, es lo único que te vas a llevar cuando todo acabe.

martes, 30 de septiembre de 2008

This thing so-called living

Sometimes the things are not like you planned. Sometimes you can't find what are you looking for, or it seems that all your hopes vanishes in the morning mist. Sometimes, maybe you are afraid of just saying 'hello', when you really want to say 'hello, i like your sad eyes (or just-awaken eyes), i would like them to be the first thing i see every morning'. But it never happens that way. Our film vision of the world breaks in thousand pieces every step we take and we have to go on. As John Lennon said 'Life is what happens…..while you're making other plans'. But when you understand this, it's you who makes your own life running, and accept the good and bad things as parts of the same game, and enjoy them as well.


Maybe there are so many things that I would like to change... But OK, this is life! And I'm happy living it, and being, as time goes by, more self-conscious.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Alma de lluvia (petit hommage)

Mañana lluviosa en St. Petersburg


Ya no quiero
jugar
contigo
a seguir
los coches,
ni a romper
la luna
en mil y un
sueños,
ni a comprar
con sonrisas
dulces y
caracolas.

Ya no traerá
la austera lluvia
nuevas
historias,
no recordarán
los fríos tejados
el color
de nuestras
almas,
ni buscarán
mis manos
la oscura muerte
en tu sonrisa.

Porque ahora,
cuando todo
y nada
es mío,
precisamente
ahora,
las reglas
de este
absurdo,
confuso
juego,
las pongo
yo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Llega el otoño

Sí, esta llegando. Aún no es oficial, y en teoría queda un semana larga, pero ya se percibe. Por las noches ya hace falta tirarse una sabana por encima. Las mañanas son frescas y luminosas, y las aceras ya se están alfombrando de las amarillas hojas de los arboles. El sudor, que tanto ha agobiado durante los pasados meses, casi ha desaparecido, y se puede caminar tranquilamente por la calle sin miedo a morir deshidratado.

Me encanta pasear estos días por la calle escuchando Vivaldi en general, y la banda sonora de Dogville en particular, y confieso que no me quito de la cara la sonrisa. En días como este tienes la impresión de que el mundo esta en la palma de tu mano, o de que puedes coger la luna con los dedos.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La orgía por el fin del mundo

Decidieron que si el mundo iba a acabarse cuando se encendiera el maldito LHC el día 2 de septiembre, querían despedirse de la existencia con una gran orgía. La planearon meticulosamente, y trataron de no dejar nada al azar. Tenía que ser la Orgía por el fin del mundo. Empezaría el día 1 y se prolongaría hasta que la Humanidad fuera absorbida de golpe por un microagujero negro, en el equivalente cósmico de un gran orgasmo.

Luego descubrieron que en realidad el LHC empezaba a funcionar el día 10 de septiembre, y aparecieron las primeras dudas. Pero decidieron que daba igual: harian la Orgía por el fin del mundo más larga de la historia. Y mantuvieron la fecha de inicio para el día 1 de septiembre.

Sin embargo, luego pensaron que quizás sería un poco bochornoso si por cualquier razón el mundo, después de todo, no se terminaba. ¿Cómo podrían mirar a la cara a sus amigos y compañeros, con los que habrían estado fornicando en desordenada confusión durante más de una semana? ¿Qué harian? ¿Recoger sus cosas e irse a casa, completamente avergonzados? Y así murió el proyecto de la Orgía por el fin del mundo.

Según tengo entendido, ahora plantean tímidamente realizar otra, más adelante, con menos vocación apocalíptica y más de estar por casa, a la que llaman sencillamente Una orgía.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Dudo

Sí, ya sé que en mí tampoco es algo tan inusual, inseguro como soy, por naturaleza. Pero es precisamente eso lo que me ahoga: que esta duda ya dura demasiado.

Pasa el tiempo, y nunca acabo de saber si avanzo o retrocedo, si este camino me acerca como en una lenta espiral al palpitante corazón de mi duda, o en cambio, solo me da vueltas en un engañoso circulo. Y como jamás encuentro respuesta sigo recorriendolo con tímidos pasos (me falta coraje para andar más deprisa, y ese puntito canalla que encanta a las mujeres para saltarme vueltas o romper el circulo). A veces, cansado, me pregunto si realmente merece la pena. Y aunque sé que la respuesta es un rotundo sí, nunca sé que precio ponerle a mi alma. En momentos como este recuerdo los cien dias con sus cien noches de Totó, y me pregunto cuan cerca estoy de la noche del día número noventa y nueve.

Quizás necesito pensar menos en ello, desentenderme y hacer mi vida como si nada pasara, y el tiempo ya dirá. Quizás es cuestión de reunir valor, de ese que tanto he encontrado últimamente, y que me está dando un ápice más de confianza en mí mismo, y dar un pasito hacia adelante para decirle a quien haga falta que estoy aquí, por si aún no lo supiera. O quién sabe, quizás solo necesito a alguien que me arranque, como diría Galeano, las ropas y las dudas. Que me desnude. Que me desdude.

martes, 2 de septiembre de 2008

El examen

Ayer por la tarde tuve por fin el examen de ruso. He pasado las últimas semanas preparandolo tranquilamente, sin machacarme demasiado pero sin dejar de hacer un mínimo diario prefijado. Y reconozco que aunque no he podido siquiera leerme los ultimos cinco temas, he acudido al examen con mucha tranquilidad, cosa que hace años no me pasaba.

La misma mañana del examen he repasado un poco, me he hecho algo de comer y me he tumbado una horita de siesta. Sin repasos frenéticos de última hora, sin agobio por tratar de meter en mi cabeza un puntito más de información que pueda resultar útil; y todo en la creencia, ahora lo veo claro, de que lo que no has estudiado antes no vas a aprenderlo ahora de golpe en apenas cinco minutos. Y así, relajado y tranquilo, me he duchado y me he ido al examen.

Mi primera reacción al mirar los folios que componian el examen ha sido la de siempre: miras una y otra vez los ejercicios y piensas aterrado que nada tiene sentido, y preso de la cobardía habitual, te reprochas haber hecho acto de presencia. Sin embargo, hoy ha surgido un pensamiento distinto, una idea que ha acabado predominando sobre los otros gimoteantes pensamientos, una idea constructiva: ya que estás aquí, ¿por que no tratas de hacer el examen lo mejor que puedas y veamos que tal sale? No puedo decir que sea la primera vez que me ocurre, pero hacia mucho tiempo desde la última vez, y en esta ocasión, esa idea se ha impuesto de una manera mucha más clara y rápida.

Una vez ya en la calle, nada más sales y pisas la acera, con el sol poniendose tranquilamente, y un cielo azul precioso teñido de amarillos y rojos por la zona oeste del rio, no puedes evitar repasar de nuevo el examen. Ya tienes la nota, y es un flamante Apto, que te acredita para pasar al siguiente curso. No puedo evitar sonreir, sonreir mucho, desde dentro y a todo lo que veo, y no solo por haber aprobado, sino por notar que cuesta pero que poco a poco estoy haciendo de mi la persona que quiero ser.

viernes, 29 de agosto de 2008

Champú de tomate

El miércoles por la mañana estuve dándome un baño muy especial. Y digo especial en todos los sentidos. Primero, porque me bañé en público con muchísima gente (unas 40.000 personas según el diario Levante). Segundo, porque me bañé en tomate (sí, sí, como suena). Tercero, porque no solo me bañé, sino que lancé tomates a diestro y siniestro contribuyendo a bañar a otra gente. Cuarto, porque la gente con la que acudí es genial y ayudaron a hacer aún más inolvidable el evento. ¿Que de qué hablo? De la Tomatina, una fiesta que se hace cada año en Buñol, y en la que se han lanzado este año la friolera de 115.000 kilogramos de tomate.

Llegamos bastante pronto. A las 9 de la mañana ya buscamos sitio por las calles de Buñol y nuestro variopinto grupo (formado por 3 españoles, 1 belga, 1 austriaco, 1 brasileña, 1 alemana, 2 mexicanos, 2 ingleses, 1 australiana y 1 neozelandesa) se situaba en una de las calles principales en lo que demostraría ser un craso error. Iba pasando el tiempo, y la calle poco a poco iba llenándose. Los vecinos amenizaban la espera empapando con mangueras a los transeúntes o lanzando baldes de agua desde los balcones y ventanas. La calle se iba llenando lentamente, y pese a las recomendaciones y normas de la Tomatina, la gente fue despojándose de sus camisetas y comenzó a lanzárselas completamente empapadas a los demás.

En una de aquellas algunos de nuestro grupo fueron impactados en la cara por camisetas mojadas y enrolladas y decidieron moverse a una calle más tranquila. En nada estaba comenzando la Tomatina, pero cual fue nuestra sorpresa cuando comprobamos que, primero, cuando llegaban los camiones a nuestra altura ya habían vaciado su contenido, con lo que poco tenían para lanzar, y segundo, que la calle era tan estrecha que al pasar los camiones todos se apretaban en las aceras y corríamos riesgo de morir allí aplastados por la muchedumbre. Los pocos que quedábamos del grupo en esa calle decidimos tratar de buscar otro lugar, pero la marea de gente no nos dio tiempo a buscar la manera. Fuimos literalmente arrastrados a dos calles de distancia por una muchedumbre que nos empujaba hacia fuera. Íbamos tropezando constantemente por los pisotones o los zapatos rotos o arrancados de los pies de sus dueños por la corriente roja de agua y tomate, y las muchas camisetas que yacían en el suelo. Nuestra primer impresión resultaba bastante pobre, y empezábamos a estar un poco decepcionados. Por ahora no habíamos visto mucho tomate, ni habíamos tenido sitio donde lanzar nada.

Decidimos buscar al resto del grupo, los que habían buscado otra zona. Y aquí la suerte nos acompañó. Diego, que volvía de hacer aguas menores (no quisimos saber donde), se cruzó con nosotros por pura casualidad y nos llevó donde estaban todos: una calle muy empinada, donde había gente en una cantidad soportable, y con la ventaja de que los camiones acababan de vaciar siempre su contenido de rojos tomates en lo alto de la calle, con lo que al poco tiempo, un fluido denso y fresco nos inundaba los pies hasta por encima de los tobillos arrastrando hasta nosotros mucho tomate que lanzar. El tacto era extraño, notabas como el tomate s metía por entre los dedos de los pies, o como te rozaban cantidad de objetos inidentificados sumergidos en el denso menjunje rojizo. En este punto ya nadie tenía reparos, y algunos vándalos, al grito de "¡Chino!" manteaban a cualquiera con pinta de oriental, y arrancaban salvajemente entre varios las camisetas de aquellos que aún las llevaran puestas. Nosotros creímos prudente quitárnoslas y llevarlas colgadas del pantalón. Y a partir de aquí todo fue un puro frenesí. Nos agachábamos desesperados a recoger tomates del suelo para lanzárnoslos unos a otros, sin poder dejar de reír, completamente embadurnados de tomates.

Y no hay mucho más. Cuando nos hartamos de recibir tomatazos bajamos al río a bañarnos, con ropa y todo en los tramos que aun no habían sido invadidos por la gente. El resultado no fue muy alentador: reemplazamos una pequeña porción del tomate acumulado en nuestra piel, por tarquín negro y maloliente. Menos mal que los vecinos de Buñol contribuían a la causa sacando sus mangueras a la calle y ayudando a la gente a quitarse toda la porquería de encima. O al menos, la mayor parte. Después, una hora al sol esperando completamente apiñados como sardinas en lata para poder coger el tren en lo que es una de las peores organizaciones que he visto jamás. Luego, una vez ya en el tren, una cabezadita de 40 minutos mientras volvíamos a la urbe, y de ahí a casa, a ducharse, comer (a las 6 de la tarde se producía por fin tan deseado momento) y dormir una buena siesta (de dos horitas que supieron a poco). Por este año, mi Tomatina se había terminado.

Prometo actualizar este post en cuanto me envíen las fotos, para que podáis tratar de ver a lo que me refiero con lo de bañarse en tomate...

lunes, 25 de agosto de 2008

Asalto nocturno

Conduce sin prisa. Solo queda un kilómetro escaso para llegar al pequeño pueblo. Atrás han quedado las curvas y revueltas de la carretera, y ahora tan solo queda una recta prolongada que lleva hasta las fabricas y pequeñas naves diseminadas que hay a las afueras. Es de noche y la luna aún no ha aparecido sobre el horizonte. Con un profundo suspiro, se permite unos instantes para recordar, y su semblante se vuelve aún más triste.

De pronto, como salidos de la nada, dos figuras vestidas de colores oscuros y con pasamontañas son alumbrados por los faros del vehículo. Están parados en mitad del carril y hacen señas al conductor. Él frena de golpe a escasos metros de ellos, y se los queda mirando completamente sorprendido. Sin embargo, en unos instantes reacciona y acelerando de nuevo invade el carril contrario y esquiva a las dos figuras que permanecen en pie sobre la carretera. Y parece que le ha venido justo, pues en cuanto esta arrancando alcanza a ver a una tercera persona que se acerca por el lateral con la intención de abrir la portezuela del acompañante e introducirse dentro del coche, sabedor de que casi nadie cierra los seguros de las puertas. Oye un ruido cuando el nuevo desconocido aferra la manija, pero el coche ya se aleja deprisa.

Cuando ha avanzado un par de centenares de metros, da media vuelta al coche y vuelve a toda velocidad. Los tres individuos discuten acaloradamente cuando ven al coche de nuevo venírseles encima. Saltan al arcén, y echan a correr como alma que lleva el diablo perdiéndose en las cercanías de la fábrica de azulejos. El conductor pasa de largo y cuando esta a distancia prudencial da media vuelta y enfila hacia el pueblo. De los tres asaltantes no queda rastro.

Parece de película, ¿verdad? Que se lo digan a mi padre. Le ocurrió el día que murió mi abuelo y volvía del hospital al pueblo para arreglar papeleo.

sábado, 23 de agosto de 2008

Tormenta estival

"¿Cuándo acabarás, verano asqueroso?
En una película ya estariamos en otoño.
Un fundido y fuera, o un buen temporal...
sería bonito, ¿eh?"
Nuovo Cinema Paradiso (1988), Giuseppe Tornatore


Anoche nos sorprendió la lluvia. Cayó de pronto, sin avisar, y con una intensidad que costaba de creer. Lo bueno es que al cabo de poco empezó a correr un aire fresco realmente delicioso.

Sí, anoche nos sorprendió la lluvia. No estaba en la calle, pero tampoco me habría importado. Allí, mirando llover, me sentí como Roy Batty o Deckhard sobre los tejados de Los Angeles, pero sobre todo, como Totó esperando angustiado el fin del verano. Y por unos instantes, con el olor de la calle mojada y de la noche fresca, fuí feliz.

jueves, 21 de agosto de 2008

Viaje de un marcapáginas


Hace unos días, leyendo un libro sobre cuentos mitológicos de la India que saqué de la biblioteca, me volvió a ocurrir. Disimulado entre las hojas había un marcapáginas, rectangular como la mayoría y de un color negro alternado con letras y detalles naranjas.

Lo extraje con cuidado preguntándome por donde habría pasado aquel pequeño marcapáginas. A quien había visto leer, que lugares había conocido, entre que libros había dormido dulces sueños de letras. Y así abstraído dejé pasar completamente la tarde.

Hace ya años que tengo un pequeño ritual para estos casos. Al principio los conservaba, como recuerdo, para una pequeña colección que iba creciendo poco a poco. Luego, un poco triste por cortar así, de raíz, la iniciativa viajera de esos trocitos de cartón decidí cambiarlos de libro cuando los devolvía a la biblioteca. Así pretendía asegurarme de que tuvieron acceso a otras manos, a otros libros. Un día sin embargo, cambié el encontrado por uno de los mios. El siguiente que encontré lo retire por el ultimo, y así sucesivamente hasta el día de hoy. Así, debería retirar el que acabo de encontrar y sustituirlo por el que hallé la última vez, y dejar este a la espera de un nuevo barco, de una nueva oportunidad de ver mundo.

Sin embargo, se me ha ocurrido algo mejor. Voy a hacer mis propios marcapáginas. Y quiero que sean austeros. Blancos, o de un color suave. Sin dibujos ni motivos de ningún tipo. Solo una pequeña columna para poder escribir sucesivamente la fecha, el sitio y el nombre de quien lo encontró, y así poder seguir su periplo por el mundo. Y sé que es muy dificil que el mismo marcapáginas vuelva a caer en mis manos o incluso que salga de la ciudad en la que vivo, pero ¿quien sabe? Seguro que hay más gente como yo que es capaz de viajar sobre la suave superficie de un marcapáginas.

viernes, 15 de agosto de 2008

SMS

Es curioso como puede cambiar tu estado de ánimo con una cosa tan sencilla como un SMS. Así, te levantas un día, cansado con sueño acumulado desde hace dos semanas, solo, y con un ligero gusto a melancolía en la boca. Desayunas de manera mecánica, solo por meter algo en el cuerpo hasta que te hagas a la idea de empezar a cocinar algo para comer, con la cabeza perdida quien sabe a cuantos kilómetros de aquí, y el corazón medio olvidado en el cajón de los calcetines.

Y entonces, el teléfono móvil vibra un par de veces y queda inmóvil de nuevo como hace unos segundos. Te acercas con curiosidad y miras la pantalla. Tienes un SMS. Aprietas un botón y el mensaje aparece ante tus ojos. Y el gesto adusto desaparece para dejar paso a una sonrisa. No de esas forzadas de foto; una auténtica, de las que te nacen como un cosquilleo dentro de la boca y te explotan en los labios para ramificarse por todo tu cuerpo. Y a partir de ese momento parece que el sol brilla más, y el cansancio sigue, pero ya no pesa tanto, y decides que después de todo no hay porque tomarse las cosas tan a pecho.

Y así, una cosa tan simple y sencilla como un SMS ha obrado el milagro. Gracias a todos y todas los que teneis la virtud de mandar mensajes en el momento oportuno.

lunes, 11 de agosto de 2008

De nuevo aquí

Esta mañana a las 5 horas y 8 minutos de la mañana bajaba del autobús que completaba la fase final de mi viaje a tierras rusas. La Operación Estrella Roja había concluido con éxito. Pese a la guerra recien comenzada entre Rusia y Georgia hemos tenido un viaje largo y agotador pero sin ningun incidente.

En breve quiero hacer un pequeño resumen de como ha ido la expedición, pero hasta entonces sirva esta pequeña nota para deciros que estoy muy bien, y de nuevo aquí.

jueves, 31 de julio de 2008

До свидания

Y ahora, voy a retirarme furtivamente por una temporadita a las frias tierras de la Madre Po (Isa dixit) a descansar, que creo que me lo he merecido.



¡Adiós amigos! ¡Adiós calor! ¡Adiós Valencia!
¡Nos vemos en unas semanas!

До свидания!!!

El crudo blanco (y 3)

Era un pequeño refugio de montaña, y la puerta estaba abierta. Dentro, unos pequeños bancos de piedra alrededor de una mesa del mismo material, y una chimenea llena de basura y bolsas de plástico rotas y mojadas. No era muy grande pero a nosotros nos pareció una bendición. Soltamos las mochilas y las dejamos sobre la mesa. Aunque parezca mentira, pese a ir bastante mojados y tener agua por todas partes lo que más necesitábamos aparte de un buen descanso era beber. Nos abalanzamos ávidos sobre las botellas de fría agua que traíamos cargando desde que empezará por la mañana la jornada de subida a Javalambre. Además, vaciando las botellas reduciríamos ligeramente el peso que debíamos llevar a cuestas. Afuera, la nieve seguía cayendo inmisericorde.

Tras descansar quince minutos, se nos presentaba un nuevo dilema. Junto al refugio salía un nuevo camino hacía el pueblo, que al igual que la última vez prometía acortar nuestra ruta en un buen par de kilómetros con respecto a la carretera, y de nuevo el mismo miedo a encontrarnos que el camino no iba muy lejos antes de resultar impracticable. La única diferencia es que ahora íbamos mucho más cansados, y ya teníamos conciencia de lo que podía llegar a ser el trecho que nos quedaba: un verdadero infierno; así que dejando de lado cualquier precaución salimos del refugio, y dejando a nuestra derecha la carretera fuimos descendiendo entre los arboles por la nueva ruta.


Mentiría si dijera que no me fijé en el paisaje. La visión que se presentaba ante nosotros era espectacular y nos sobrecogía el corazón. Los arboles nevados, las montañas al fondo medio ocultas por la inmensa cortina de copos que seguían cayendo, y sobre todo, la sensación única de sentirte solo en mitad de la nada, libre, en paz, aunque sea por unos instantes, con el mundo.

Pero el descenso debía continuar. Limpiábamos de nieve y de vaho nuestras gafas a cada pocos pasos y nuestros pies se hundían en la eterna incógnita de qué íbamos a encontrar debajo. Era muy frecuente que pisáramos sin poder evitarlo pequeños riachuelos por los que bajaba el agua hacia zonas más bajas. Y el camino seguía...

Las horas transcurrían una detrás de otra. Ya no había sonrisas, ni apenas hablaba nadie. Tan solo nos quedaban fuerzas para mirar el camino y seguir andando de manera mecánica. Atrás quedaba la parte más dura, la que serpenteaba descendiendo desde las montañas, y solo nos quedaba, según suponíamos, una zona más o menos cómoda hasta llegar al pueblo. Habíamos pasado una zona residencial de cabañas prefabricadas y el acceso estaba relativamente limpio por obra de algún quitanieves. La civilización no podía estar lejos.

Juanma y yo caminábamos delante, esperando con fe ciega encontrar tras cada recodo la visión del pueblo. Pero cada loma, cada curva que dejábamos atrás, o a la que nos acercábamos era una pequeña decepción. Vanessa aguantaba bien y nos seguía en un mutismo absoluto, pero Moncho y Edu eran otra cosa. En sus caras se notaba todo el cansancio y dolor que nosotros a duras penas disimulábamos. Moncho aún se resentía de su lesión de la rodilla y Edu estaba algo bajo de forma y la larga caminata le había pillado tan poco preparado como a mí.

Solo se oía el ruido de nuestros pies arrastrandose por el camino. Cada dos o tres giros, Juanma o yo animábamos a los chicos, y les asegurábamos que ya sabíamos donde estábamos y que el pueblo estaba casi al lado, que solo unos pasos más y estariamos allí, solo para descubrir que tras una loma venía la siguiente y después la siguiente, y que no se acababa nunca. Mientras, solo silencio, caras extenuadas y un cansancio del que nos negabamos a dejarnos vencer.

Al final, cuando después de horas caminando en lo que había sido una de las experiencias más duras de nuestra vida, apareció al fondo el pueblo no hubo apenas explosión de alegría, ni saltos de júbilo. Tan solo una pequeña sonrisa y el monótono y continuo ruido de nuestros pasos en la nieve.

Epílogo

Cuando nos dejamos caer en nuestras camas del albergue, después de una ducha bien caliente y una buena cena, en los pocos segundos que tuve antes de quedar completamente dormido, me sentí orgulloso. Orgulloso por lo que había hecho, por haber tenido la oportunidad de vivir esa experiencia, de disfrutar pese a padecer. Pero también orgulloso por mis compañeros. Por como cada uno, sin contar estados de forma o peso o lesiones, había tenido el coraje de seguir, de no plantarse, de llegar a cualquier precio y sin escatimar las pocas fuerzas que nos quedaban. Y con esta sensación me dormí feliz.


Gracias Juanma, Vane, Moncho y Edu por hacer aún más inolvidable esta experiencia.

martes, 29 de julio de 2008

El crudo blanco (y 2)

Una vez terminada la comida venía lo más duro, obligarnos a volver a colocar las mochilas en nuestras espaldas, y paso a paso dirigirnos por la carretera hacia el pueblo. Fuera llovía a ratos, así que decidimos esperar a que parara un poco. Teníamos la cara roja, quemada por el sol, los miembros entumecidos y un completo agotamiento.

Abandonamos un poco después la pista de esquí, caminando en fila india por el arcén de la carretera mientras la lluvia que ya se había convertido en suave nevada volvía a cogerse poco a poco. La protección que llevábamos era a todas luces insuficiente; nuestra ropa no estaba preparada ni llevábamos calzado adecuado. Tras un rato todos teníamos los pies mojados, aunque como estaban calientes de caminar apenas se notaba. A los lados de la carretera se comenzaron a ver zonas en blanco tal como los pequeños copos iban cuajando. Cuando nos quisimos dar cuenta la nieve comenzaba a apilarse en grandes cantidades en la cuneta, mientras nosotros seguíamos caminando fatigosamente paso a paso por la carretera.

Fue muy extraño ver como la carretera que seguíamos iba desapareciendo poco a poco bajo una blanca capa de nieve hasta que desapareció por completo el asfalto. La nieve caía con fuerza y teníamos que taparnos la cara porque el impacto de los copos helados en nuestras rojas mejillas nos hacia saltar de dolor. Solo una pequeña rendija entre las capas de ropa nos dejaba entrever, no ya el camino, sino el metro por delante de nuestros pies que íbamos a pisar a continuación.


No había donde guarecerse, donde descansar o sentarse un momento a tomar aire. Solo había camino y nieve. Y de pronto llegamos a una bifurcación: hacia delante el camino proseguía, y hacia la izquierda, una senda forestal anunciaba un atajo hacia el pueblo que podía ahorrarnos un buen par de kilómetros. La tentación era demasiado grande, pero temíamos encontrar que el camino estaba impracticable y tener que volver sobre nuestros pasos, o peor aún, que pudiera ocurrir un accidente en el firme terroso e irregular que debía haber debajo de la nieve. Sin mirar atrás, continuamos por la carretera preguntándonos si hacíamos lo correcto, y si seriamos capaces de aguantar esos kilómetros extra que acabábamos de elegir.

La carretera seguía sin parecer que fuera a acabar nunca. Solo oíamos el golpeteo de nuestros propios pies moviéndose con una cadencia rítmica muy lenta y cansada, el viento helado lanzándonos la nieve a la cara y nuestra respiración. Solo algún esporádico coche se atrevía a pasar muy de vez en cuando, dejando sus huellas oscuras en el pavimento durante unos escasos segundos antes de que la nieve las sepultara de nuevo.

Necesitábamos descansar, beber, desceñirnos de la espalda las mochilas que se empezaban a cobrar su precio marcando de manera cruel nuestros hombros. Así que cuando vimos la pequeña caseta pensamos que no era posible que tuvieramos esa suerte. Alejada a unos 50 metros de la carretera había una pequeña construcción, rodeada de nieve por todas partes. Nos acercamos a toda prisa abandonando el camino que habíamos recorrido durante un buen par de horas, mientras en nuestra mente se repetía insistentemente la misma frase:

Por favor, que la puerta esté abierta...

El crudo blanco

Se veía venir. Lo había avisado el parte meteorológico y se podía respirar en la atmósfera. El sol brillaba pero todos sabíamos que no podía durar. Tan solo confiábamos en que aguantara hasta que hubiéramos llegado hasta la cima del Javalambre. Y al menos en eso tuvimos suerte. La ascensión, por la cara más empinada, la que estaba sembrada de guijarros sueltos y falsos repechos, fue muy dura pero tras mucho esfuerzo y una pequeña parada a mitad de camino para recuperar liquido llegamos. El sol seguía brillando pero ya no con tanta fuerza, tal como enormes nubes se acercaban a toda velocidad. Había que darse prisa.


Y entonces fue cuando empezaron nuestros problemas. ¿Donde está Carlos? Iba por delante de nosotros y cuando llegamos a la cima había desaparecido. Ni rastro de él por ninguna parte. Dejamos las pesadas mochilas en el suelo y nos organizamos para buscarlo. Desandamos y rehicimos el camino una y otra vez gastando el poco aliento que nos quedaba y un tiempo que tal como veríamos después iba a resultar precioso. Tras casi una hora de infructuoso resultado y muy preocupados, abandonamos la búsqueda y seguimos avanzando para buscar una zona donde hubiera cobertura y desde allí poder llamar a Joan y Cosa que llegaban esa misma mañana por si tenían alguna noticia. Al final pudimos descubrir que Carlos se había perdido y en vez de esperarnos había decidido, de una manera muy imprudente, volver solo al pueblo deshaciendo todo el camino y esperarnos allí, mientras nosotros seguíamos la ruta prevista y bajamos por la zona de las pistas de esquí.

A partir de aquí, la preocupación había dejado paso a un cabreo enorme y solo las primeras gotas de lluvia consiguieron sacarnos de nuestro estado y romper la cadena de protestas y amenazas que íbamos hilando durante la bajada. Arreglamos un poco las bolsas para que no se nos mojaran y continuamos el lento descenso. En un rato que nos pareció eterno, llegabamos a la cafetería de las pistas de esquí. Contentos por tener un sitio donde sentarnos y comer caliente, contabamos que nuestras penurias se habian acabado. Exhaustos y completamente empapados, aun no sospechabamos que lo peor estaba por llegar...

domingo, 20 de julio de 2008

Insomnia


Hay noches en las que dormir es imposible. Por el calor, por no dejar de darle vueltas a la cabeza, o simplemente, porque te despiertas y no puedes volver a conciliar el sueño. Hoy es una noche de esas.

Llevo ya cerca de dos horas dando vueltas sin poder dormirme de nuevo. Debería estar muerto, porque anoche dormí poquísimo, y el día ha sido muy, muy ajetreado. Pero no puedo. Y he contado ovejas, he tratado de leer, de hacer sudokus, de pensar en cosas que me aburran mucho, pero es, sencillamente, imposible.

La luna, enorme, casi llena, asoma por mi ventana encaramada a los altos tejados. A lo mejor es ella la que no me deja dormir. Una antigua superstición andaluza que cuentan en el pueblo de mi madre asegura que si la miras mucho te coge, y puede hacer que enfermes e incluso que mueran los niños pequeños. Es la luna, luna de Lorca y de los gitanos. Y sé que cuando mi madre nos lo contaba, también lo creía.

Pero estoy convencido de que la luna no tiene nada que ver. Ya se ha quitado su manto de nácar y, desnuda de sombra y muerte, huye a su refugio para encontrar el sueño que hoy a mi se me ha negado. En la calle la luz de la mañana empieza a filtrarse y el creciente ruido de los coches que se cuela por la ventana abierta de mi habitación dice adiós a las pocas posibilidades que me quedaban de dormirme.

Mientras trato de matar el tiempo hasta que por fin se haga de día, me doy cuenta de que a lo mejor si que hay algo a lo que no dejo de darle vueltas, algo que podría haber sido causa de esta carencia absoluta de sueño. Quizás algo que dije, o que deje de decir. Algo que llevo en la cabeza y de una manera u otra tiene que escapar. Chi lo sa?

Solo espero una cosa. Haber retenido el insomnio el tiempo suficiente en mi casa, como para que tú, que estás leyendo ahora mismo este pequeño album de recortes, hayas podido dormir de un tirón toda la noche.

miércoles, 16 de julio de 2008

Lembro-me







Ya es casi de noche. Afuera llueve de manera intermitente sobre las calles grises, y la cálida luz de las farolas barre los coches que pasan. El pegajoso calor de julio flota en la atmosfera, envolviendo a los pocos viandantes que surcan las aceras en finas camisas de sudor. Ausente, les observo pasar. Mi cuerpo, cansado, descansa sobre la silla de mi cuarto, pero mi mente... mi mente está a miles de kilometros de aquí.

Y es que en estos días, no puedo evitar recordar aquellas jornadas pasadas en la mitad misma del Atlántico. A ver si puedo explicarlo. Estoy ya de vacaciones pero no tengo esa sensación: para tomar el sol he de organizarme y acercarme algun rato a la playa, cuando en São Miguel bastaba con abrir la puerta de casa y salir a la calle.

Allí cada día era una aventura. Cada pueblo un mundo por descubrir con sus encantos y sus secretos, y cada región tenía sus peculiaridades que la hacian diferente a las demás. Y lo añoro. Añoro pasear a última hora de la tarde por las puertas de la ciudad, o bajar hasta el campo de São Francisco a tomarse una caipirinha o un mojito y jugar a los matraquinhos. Añoro los baños nocturnos en Ponta de Ferraria con buen vino y tan solo la luz del faro para iluminarnos, o el té especial de Porto Formoso. También el hecho de tener que hablar en lenguas diferentes todo el día. Añoro la sensación de estar exprimiendo al máximo el verano.

Y no me puedo quejar. Aún le queda mucho por delante a este estío, y en nada estaré de nuevo en movimiento. Pero tengo la impresión de que algo debe cambiar. No quiero estar todo el día en casa dejando escurrirse el tiempo sin mover un dedo. Al menos sé que aquí hay algo que no podría encontrar allí: unos bonitos ojos medio adormecidos por los que perderse.

martes, 1 de julio de 2008

Curiosidad

Dimidium facti qui coepit habet: sapere aude
(Quien ha comenzado, sólo ha hecho la mitad: atrévete a saber)

Horacio, Epistularum liber primus II, 40


Saber, conocer, experimentar, aprender, vivir,...

Deseo no perder jamás ese espiritú cuando me haga mayor.

lunes, 30 de junio de 2008

Caballo perdedor

¡Increible! España ha ganado la Eurocopa...

Elegí un mal día para empezar a animar a Alemania.

domingo, 29 de junio de 2008

El sabor de los quarks

El lector debe recordar seguramente aquel anuncio de productos para la higiene femenina en la que se enunciaban frases como la de '¿A que huelen las cosas que no huelen?". Bien, aunque pueda parecer absurda, en la naturaleza encontramos casos asombrosamente parecidos, como por ejemplo el de los quarks.

Porque los quarks, esas pequeñas cositas que hoy por hoy se conocen por ser los ladrillos de los que se compone la materia, vienen en seis sabores y tres colores diferentes. No se trata de sabores como los que podriamos pedir en un helado de cucurucho, sino que tienen nombres tan peregrinos como 'up', 'down', 'bottom', 'top', 'strange' y 'charm'. Sus colores pueden ser rojo, verde o azul (antirrojo, antiverde y antiazul para los antiquarks). Lo curioso de todo esto es que los quarks tienen sabor cuando su tamaño es tan insignificante que no podrian ser detectados de forma individualizada por papila gustativa alguna, y que tienen color cuando el orden de magnitud en el que existen es enormemente menor que cualquier longitud de onda del espectro que conocemos como visible, y al que esta asociada la gama de colores. Así, los quarks tienen sabores que nunca podrán ser saboreados y colores que nunca podrán ser vistos.

¿No es una exquisita paradoja? Recuerda la discusión filosófica sobre si un arbol que cae en un lugar del bosque donde nadie puede oirlo hace ruido. Sin embargo, la solución a esta paradoja es mucho más sencilla. Cuando hablamos de sabores y colores de un quark no queremos referirnos a sabores y colores tal como nosotros los entendemos en nuestro cómodo mundo macroscópico. Simplemente, los quarks poseen propiedades que de alguna manera había que bautizar, y bueno, como los físicos son tan originales echaron mano a nombres que tenian cerca, como son el de sabor y color. Así, realmente el sabor es una manera de nombrar los diferentes tipos de quark, y el color es una argucia para poder eludir el Principio de exclusión de Pauli.

¿Que os causa extrañeza ver como se usan en Física las palabras? Pues no debería hacerlo tanto cuando hasta la misma palabra extrañeza sirve para definir una propiedad de las particulas elementales.

viernes, 27 de junio de 2008

Cuestión de gramática

Últimamente no dejo de reflexionar sobre una construcción gramatical. Sí, sé que suena estúpido, pero es de esas cosas que te acompañan siempre y que tratas de olvidar para descubrir en cuanto bajas la guardia que ha vuelto a enquistarse entre tus pensamientos.

En concreto se trata de la que dice 'me gustas más que...' seguida de algo que debe resultar muy querido para el locutor, a la par que conocido por el oyente, para reforzar la sensación de que la comparación se realiza en un grado superlativo. No nos engañemos, esa frase, otrora tan utilizada en el cine, chirría por todas partes. Yo trato de pensar en las cosas que más me gustan y no puedo evitar torcer el gesto al aplicarlas a semejante construcción. Frases como 'me gustas más que la horchata' o 'me gustas más que el queso', o ¿porque no? 'me gustas más que el jazz' producen espasmos de indignación en mis dendritas. De alguna manera transgreden mi concepto de la etiqueta poética-gramatical (soy de los que piensan que hasta las matemáticas como lenguaje tienen una etiqueta que conviene respetar) y encienden cientos de sirenas en mi cerebro. La opción obvia consiste en sacrificar veracidad en pos de comparaciones más poéticas, pero que se ajustan mucho menos a los verdaderos objetos de deseo del hablante, cosa que a más de un lector le puede parecer deleznable.

Por mi parte, si se me permite, y mientras busco sujetos que encajen en la frase sin sacrificar veracidad o etiqueta, me quedo con una expresión mucho más corta, y que quizás por eso mismo compromete muchísimo menos mi sentido estético gramatical, y que reza así: me gustas.

PD: No querais ver en este post más de lo que realmente hay, es decir, una mera cuestión de gramática.

jueves, 26 de junio de 2008

Genocida vacuno

Sí, lo reconozco. He sido un genocida vacuno. Fue durante mi época de pastor de cabras y yaks en Kazajstán. Por las noches me sustraía al calor de la lumbre que ardía dentro la austera cabaña para deslizarme a la noche, negra como mis intenciones, a satisfacer mis más bajos instintos. Y no era hasta que despuntaba de nuevo el alba, que no volvía, exhausto y sin aliento, a meterme desnudo de ropa y emociones en mi tibia cama.



Y tú, ¿donde estabas entonces, cuando tanto te necesité? Mil caminos he recorrido buscándote, buscando en ti un consuelo a esta sed que no cesa, a este dolor lacerante que palpita en cada rincón de mi cerebro. Quizás buscando las fuentes perdidas del Amazonas. Tal vez dejando volar al viento tu pelo, tu voz y tus ideas en el Mayo francés. Puede que mirando desde el Ponte Rialto como pasan las góndolas. O tomando un café en el Soho de Londres.


El tiempo ha pasado. Mi postrer camino me condujo hasta aquí, y la magia de las noches esteparias ha quedado reducida a vagos recuerdos en mi memoria, anestesiado de mi primarias pulsiones por la anodina rutina. Pero a veces, cuando ya es tarde y todos duermen, y el faro de tu dulce mirada se esconde al mundo tras la suave persiana de tus párpados, contengo la respiración y aún me parece oírlas mugir.

miércoles, 25 de junio de 2008

Discantus

Hoy he tenido un gran regalo. Me enteré por casualidad que esta tarde había en el Palacio de Congresos de esta urbe un Discantus, o al menos, una buena muestra. Formaba parte del Acto Inaugural del XXIX Congreso de la Sociedad Española de Medicina Nuclear, y allá que me he presentado con cara de experto en medicina nuclear. He escuchado la fascinante conferencia inaugural por parte de Manuel Toharia, director del Museo de las Ciencias Principe Felipe (es un crack ese hombre, un comunicador brutal), sobre materia, energía y espacios vacios, y con casi media hora de retraso sobre el programa, ha llegado la hora. Iba a comenzar Discantus...

Pero, ¿qué es Discantus? Es una maravilla sonora. Por una parte, el Lluis Vich Vocalis (antes Cor de Cambra Lluis Vich) cantando un repertorio de música antigua basado principalmente en el Misteri d'Elx y el Cancionero de Montecassino (sí, chicos, el mismo monasterio aquel que visitamos en septiembre jejejeje), y por otra parte Perico Sambeat, el que seguramente es hoy en día el mejor saxofonista de jazz español con mucha diferencia. La idea del Discantus es tener un grupo solido de música vocal antigua cantando su repertorio mientras el saxo va improvisando sobre las melodias cantadas creando un sonido de una belleza excepcional. Aunque hay que reconocer que la idea no es nueva: la primera fusión de este estilo la llevaron a cabo Jan Garbarek y The Hilliard Ensemble, en un disco llamado Officium. En 1997 nació Discantus siguiendo con esa idea, pero usando repertorio valenciano, y con un saxofonista valenciano. Desde entonces hasta ahora cada cierto tiempo, se repite el milagro y de nuevo se pueden escuchar en directo los sonidos frescos e impactantes de semejante mezcla.

He vuelto a casa flotando en una nube. Pese a la pésima acústica (téngase en cuenta que la sala tiene mucha absorción porque esta pensada para congresos y no para música) ha sido una maravilla poder escucharlos de nuevo. Conciertos así me reafirman más aún en mi cariño al jazz y a la polifonía, y si son ambas a la vez, mucho mejor.

Como pequeña muestra os dejo una grabación que hice en un Discantus en Moraira hace ya unos años. La calidad no es demasiado buena, porque el sonido esta tomado con un minidisc, pero bueno, menos da una piedra. Es la primera vez que se oye esta grabacion fuera de aquella iglesia.



lunes, 16 de junio de 2008

Pepito Grillo


El pequeño Pinocho mira avergonzado al suelo. A su lado, con el ceño fruncido y moviendo enérgicamente las manos, Pepito Grillo, le recrimina indignado su poco sentido común. Y el caso es que Pinocho lo sabe, es consciente de que esta obrando mal. Alza la vista y contempla absorto como Pepito Grillo hilvana una tras otra miles de razones; como su cuerpo se tensa con los gestos que acompañan cada razonamiento; como sus suaves facciones se impregnan de la fría amargura de los que saben que no se puede hacer más; como sus labios pequeños articulan cada palabra; esos labios pequeños y rosados, humedos por la saliva; esos labios...

Sin apenas darse cuenta de lo que hace, se inclina sobre Pepito Grillo, y pasando un brazo por detras de él, y entornando los ojos, besa, muy suavemente, esos preciosos labios.





Dedicado con todo mi cariño a mi conciencia.

domingo, 15 de junio de 2008

La cueva del perro amarillo

Hoy quiero proponeros un viaje. Un viaje a un lugar muy lejano, donde antiguamente se decía que vivían los hipopodos, hombres con patas de caballo, y donde reinó Gengis Kan. Se trata de un viaje a Mongolia, donde en su época de mayor esplendor 100.000 mongoles gobernaron sobre 300 millones de personas, en lo que ha sido quizás el mayor imperio sobre la faz de la Tierra.

Es un país en el que parece haberse detenido el tiempo. Con el triple de la superficie de la península ibérica solo tiene dos millones y medio de habitantes, de los cuales unos 850.000 se concentran en su capital, Ulan Bator (héroe rojo en mongol). El resto de habitantes mantiene su ancestral modo de vida nómada, cuidando ganado (yaks, ovejas y caballos principalmente) y mudando cada pocos meses para buscar nuevos pastos. Viven en unas tiendas circulares, los ger (yurtas mongolas), de estudiadísima elaboración, que se pueden montar o desmontar en menos de dos horas, y que se pueden transportar en unos pocos carros.

Los vistosos colores de sus trajes, la delicadeza con la que tratan la madera o el cuero para hacer sus útiles diarios, o la fascinante filosofía de vida con la que afrontan el día a día, convierte al mongol en un pueblo único, en el que el pasado y el futuro conviven de una manera mas o menos estable, y en el que la forma de vivir nómada persiste de manera original como hace siglos.

Si os apetece saber algo más sobre Mongolia y el modo de vida nómada os recomiendo una película de la directora Byambasuren Davaa. Se llama El perro mongol (2005) y es una pequeña joya visual. Aquí abajo, el trailer:


El perro mongol, de Byambasuren Davaa

jueves, 12 de junio de 2008

Non ritornerà più

Se penso a come ho speso male il mio tempo
che non tornerà, non ritornerà più.
Franco Battiato, La stagione dell'amore

Hoy me he reconciliado con el mundo. Ha tenido que pasar casi un mes para que esta extraña sensación de deriva desapareciera. Pero por fin se marcha. Y ha sido hoy.

Conste que esta vez no he estado mal, ni triste, ni hundido. Como mucho melancólico, pero eso es algo que ya convive conmigo. No, esta vez ha sido más la sensación de desubicación, de desarraigo. De notar que el mundo pasa a tu alrededor sin saber cual es tu sitio. Las dudas, unidas a la molestia de no poder moverme mucho de casa, la intermitente y molesta lluvia, las oscuras nubes que han llenado tanto el cielo como mi mente.

Solo el alivio de las conversaciones con unas pocas personas han aliviado un poco la presión. Fuera de eso todo ha sido narcosis: leer, ver películas, dormir mucho, cosas que me ocuparan la mente y evitaran que pensara, al menos hasta que llegara el momento.

Y ha sido hoy. Un paseo a media tarde bajo el caluroso sol de este mes de junio. La sensación maravillosa de que el tiempo pasa muy deprisa y de que hay tantas y tantas cosas por hacer. Y de pronto todo ha encajado. Solo era cuestión de hacer un pequeño cambio en las prioridades y en la manera de afrontar las cosas, de perder miedos y ganar confianzas, de tratar de aprovechar cada segundo. Y reconozco que es algo que ya se, pero que a veces olvido.

Y ahora, a vivir. A disfrutar con las miles de cosas que tengo en mente, que quiero hacer, o ver, o decir. Y si alguien se quiere unir, ¡adelante! Las risas no van a faltar.

martes, 20 de mayo de 2008

Diario de Turandot, 8

Día 11 (14/05/08): Hoy no deberiamos estar aquí. Se supone que había programado ensayo 'a la italiana' (o sea, ensayo musical sin escena) con la orquesta, el coro y los solistas, con lo que para nosotros era día libre. Pero resulta que el tenor que hará el papel de protagonista no puede venir hasta el ensayo general y hoy que si ha podido acudir se hará también ensayo de escena para que el hombre se vaya quedando con el montaje y sus posiciones sobre el escenario. O sea, un asco, porque eso significa que tenemos enysao de 3 a 6, dos horas de descanso forzado y de 8 a 11. Ocho horas de regalo cuando se supone que teniamos el día libre. Bueno, se podrá soportar, somos figurantes.

El problema es que parece que hoy se han vuelto todos locos. Como ya está la orquesta y el director titular, los nervios estan a flor de piel, y algún regidor está muy susceptible y a la mínima nos habla de muy malos modos. Conscientes de nuestra condición de últimos monos de este teatro aplicamos la táctica del jabón, o sea que dejamos que todo nos resbale, porque si no podriamos acabar todos de muy mala leche, y diciendo alguna tontería de la que después uno se arrepiente. La situación se comenta en los camerinos y todos los figurantes estamos un poco molestos.

La verdad es que es una pasada oir como va quedando todo con la orquesta, pero son ya muchos ensayos, por lo que poco a poco nos vamos saturando. Lo mejor de la tarde resulta ser la partida de trivial de casi dos horas que nos echamos en la cafetería con la visita inesperada de 'lo Nate' Perelló. Después un par de horas más de no hacer absolutamente nada y para casa.

Día 12 (15/05/08): Llegamos a las 4,15, con quince minutos de adelanto sobre la hora de convocatoria, pero llegamos ya de mala leche. A las 4,00 nos han mandado un SMS a todos exigiendonos puntualidad y amenazandonos con descontarnos 40 euros si llegamos tarde. Cuando llegamos a camerinos todos hablan de lo mismo. Todos coincidimos en que desde luego, es con diferencia la ópera en la que peor se nos está tratando. Coincidimos todos en que se nos prodiga un trato completamente deshumanizado, con amenazas, vejaciones y sin ningún tipo de respeto por nosotros. Ya no se trata de lo que nos pagan, que para que negarlo es poco para la disponibilidad y profesionalidad que piden, porque al fin y al cabo a nadie le han obligado a firmar el contrato y todos hemos aceptado esas condiciones. Lo realmente indignante es como nos tratan, porque aunque estemos en el último escalafón de esta jerarquizada estructura y nos paguen una miseria, no dejamos de ser personas y nos merecemos como mínimo que nos traten como personas. Y desgraciadamente no se está cumpliendo. Y aún hay gente que se pregunta porqué el ambiente está enrarecido... Cuando llega la hora de irse, avisan al coro y tardan aún un buen rato en recordar que seguimos en el escenario esperando instrucciones, para mandarnos a casa.

Día 13 (16/05/08): Hoy tenemos día completo. Media mañana y media tarde, y tenemos suerte de no ser de los cuatro que además tienen ensayo de luces hasta la medianoche. El coro no ha sido convocado con lo que estaremos solos con los solistas, y eso quiere decir que lo más probable es que nos pasemos toda la mañana en platea. Y resulta que si que es así. En el descanso nos citan en cafetería para darnos insrtucciones, que se convierten en un nuevo espectaculo de amenazas y reproches del mismo tono que de costumbre. Entre otras cosas nos acusan de armar escándalo en platea y de impuntualidad. Ambas acusaciones son falsas pero a ver quien dice nada. Callamos y tratamos de que no nos afecte, aunque en cuanto se marcha la ayudante de producción no se habla de otra cosa y el nivel de malestar crece a niveles que empiezan a ser peligrosos. En cuanto acaba el descanso nos mandan a camerinos, donde estamos sin hacer absolutamente nada (excepto quizás seguir con el agrio debate) hasta la hora de marcharnos a comer. Otras tres horas perdidas.

Por la tarde el ensayo prosigue como de costumbre pero nosotros ya no prestamos atención. Estamos expectantes a los acontecimientos, esperando a ver que ocurre. Alguien ha oido alguna cosa, otro ha recibido una bronca sin motivo de un regidor, y a un par de chicas las han llevado al despacho de la jefa de producción porque se han liado con una entrada y uno de los ayudantes de dirección dice que le han contestado de mala manera cuando les ha pedido explicaciones. Parece que una sola cosa más puede desencadenar la tragedia. Solo resta ver que será esa última cosa. Estamos muy susceptibles y apenas prestamos atención al ensayo. Tan solo hacemos lo que se nos pide y nada más, pues corremos el riesgo de sufrir nuevas broncas sin poder demostrar que seguimos ordenes de regiduría. Afortunadamente acaba el ensayo. Veremos mañana con el antepiano que ocurre...

¿Y si...?

¿Y si lo hiciera...?
Lo odiaría, sí,
lo odiaría,
de una manera triste,
desordenada,
amplia de gestos y ortigas,
gris como los charcos
de cieno en Pekín
que a veces he soñado;
como se odian
los conocidos ricos,
o guapos, o azules,
como se odian
los lunes o los
jueves
o las noches sin luna.
Lo odiaría, sí.

Por haber
tenido
el coraje, pequeño,
grande,
inmenso, el coraje,
de decir
lo que yo
no
me he atrevido
a decir.

Así,
como me odio
por no poder decirte
todo esto
al
oído...

Una gran sonrisa

Hacia mucho que no me dejaba caer por aquí. Nunca me he olvidado de este rincón de mi alma, pero en algunas épocas de mi vida esta menos pre...