El día de hoy está punto de caducar, y yo me siento vacío. Mis dedos pulsan trabajosamente las teclas mientras escribo estas palabras, y el cansancio va trepando en mi viejo dolor como las yedras. De fondo, Miles Davis pinta la noche de una especie de azul con su trompeta. Todos duermen. Y yo me siento vacío.
Este domingo ha sido especial. Hemos tenido rodaje. Y como siempre, ha sido intenso, muy divertido, pero también extremadamente agotador. Y vuelves a casa con la sensación de haberlo hecho, si no bien, al menos lo mejor que hemos sabido, y con ganas de empezar a volcar y montar todo lo que hemos grabado hoy.
Pero eso será mañana. Esta noche no apetece, no hay ganas de hacer nada, ni de apenas pensar. Quizás tan solo, cerrar los ojos y sentir. O concentrarse en la música, que casi es lo mismo. Y es que después de la tensión, buscando, pensando, grabando tomas, vuelves a casa vacío. Sin nada dentro, solo tú y tu cansancio, y el jazz, y el azul triste sobre los tejados.
Todos duermen, y yo creo que voy a seguir el mismo camino. Porque no se por cuanto tiempo más voy a poder seguir escribiendo, porque hay flores que solo crecen de día y porque las noches de enero son muy frías. Y quiero dormirme pensando en una sonrisa, quizás así me sienta un poco menos vacío.
domingo, 13 de enero de 2008
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