martes, 13 de mayo de 2008

Diario de Turandot, 7

Día 8 (10/05/08): Hoy toca prueba de vestuario. Estamos citados a las 4,30 pero llegamos diez minutos antes. Tenemos la esperanza de que nos prueben los trajes y nos manden para casa sin tardanza. Cuando llegamos hay algunos figurantes a medio vestir o desvestir. Al Principe de Persia le han puesto una capa blanca y una especie de pañal de bebes (primera etapa) aunque según comentan las de vestuario lo más seguro es que al final lleve un pantalón blanco ancho. Me siento en una de las sillas y comienzo a desvestirme mientras me empiezan a traer prendas las chicas de vestuario.


Nuestro traje de soldados me encanta nada más verlo. Llevamos un pantalón negro ancho con unas botas de estilo mongol del estilo de las que lleva Son Goku, en Bola de Drac. Encima una camisa china negra con ribetes de las que se atan a los lados y una falda negra con motivos dorados en la parte de abajo. Solo eso ya es en sí un traje chulísimo, pero aun queda lo mejor: me ponen una armadura dorada con hombreras rematadas en cabezas de dragones, unos protectores en los brazos, un cinturon con una cabeza de dragon y borlas rojas, y un casco tambien con la efigie del dragón y un alto penacho que cae hacia atras. El traje luce impresionante cuando esta completo y es muy cómodo de llevar, al contrario de lo que nos pasó con las corazas de Simon Boccanegra que nos dejaban la piel completamente marcada y nos producian heridas. Me hacen un par de fotos con el traje puesto para archivo, y me toca quitármelo ya. La verdad es que no me importaría estar más rato con el traje puesto, pero bueno, ya tendré tiempo.

A mi hermano sin embargo no le ha ido tan bien. Le han cogido las de caracterizacion para hacer pruebas de maquillaje con él. Le pintan la cara de blanco y le arreglan las cejas para que parezcan chinas. Le maquillan y le plantan un bigote y una perilla larguisimas. ¡No parece el mismo! ¿Y así vamos a tener que ir todos? Despues de un buen rato le dejan que se pruebe el traje y tras las fotos nos dejan libres. Son las 6,30 y lo que queda del sabado es nuestro.

Día 9 (12/05/08): Nueva semana y de vuelta a la rutina. Ya hemos automatizado todo y tras dejar las cosas en taquilla subimos a la hora de costumbre al escenario. Hoy vamos a repasar el primer acto. La sorpresa es que los técnicos siguen mejorando y completando el escenario, y lo que antes eran unas pequeñas columnas de pega marcando una posición se han convertido en un enorme templo, coronado por un tejado tradicional chino de los que terminan con aleros levantados en angulos muy pronunciados, y que son tan típicos de China.

Por lo demás, el tiempo se pasa volando. Una vez acostumbrados a las esperas y los intervalos tan grandes de tiempo sin hacer nada, o simplemente sujetando la lanza, el tiempo parece escurrirse sin que nos demos cuenta. Pasa una hora y media, y no lo noto. Mi percepción del tiempo esta ya completamente distorsionada. Nos dan descanso y aprovechamos para subir a la cafetería a jugar al dominó.

Se reanuda el ensayo y todo sigue la misma tónica. Repasamos el segundo acto y lo hacemos completo. Siento escalofrios en el momento en el que el coro llama a Pu Tin Pao, el verdugo. La música es impresionante y tengo la piel de gallina. Espero que esta sensación se produzca a menudo en las funciones (señal de que el coro y la orquesta estan cumpliendo), porque si no se puede hacer muy aburrido.

Tras la marcha del coro a las 7,15 nos dan quince minutos. Nos sentamos a hablar algunos figurantes en el hombro de Riu del escenario. Total, no hay demasiado tiempo para hacer nada, así que charramos un rato hasta que se reanuda el ensayo. Nos mandan a platea.

Buscamos asientos tranquilos y seguimos charrando, leyendo, contando chistes hasta que a las 9 de la noche y sin haber hecho absolutamente nada nos dicen que podemos irnos. Me da rabia no poder estar mas cerca del escenario cuando el director explica cosas, porque desde lejos no se entiende nada. Pero bueno, es lo que hay. Recogemos y nos vamos, y mañana más.

Día 10 (13/05/08): Subimos directamente al escenario sin pasar por platea. Son las 4,15. Hoy toca ensayar a partir de la segunda escena del segundo acto. y eso quiere decir que estamos con nuestra lanza desde el primer minuto hasta que baja el telón. Así que nos acercamos a que los de utilería nos den nuestras lanzas y nos ponemos en nuestro sitio de siempre.

El coro tiene varios problemas y su director se lo hace notar. Hoy se está haciendo muy duro sujetar la lanza: estamos tratando de colocar ya los brazos como deberán estar en las funciones y es pesado, teniendo en cuenta además las interrupciones. En nada ha llegado ya el descanso.

Más dominó, con la novedad de que a nuestro lado otros figurantes han montado timba de cartas. Los del coro miran con cara de flipados el casino clandestino que estamos empezando a montar. Si nos dan una semana más ponemos servicio de ruleta. Amenizamos la partida con bromas y cotilleos variados.


Bajamos a terminar el segundo acto, y enseguida a platea a ver el tercero. Los lanceros de élite solo salimos al final del acto, los últimos tres minutos de la ópera, así que va a ser largo. Nos ponemos cómodos y aprovechando que Ximo se ha traido el Fotogramas comentamos los últimos estrenos. El tiempo pasa. No parece importarnos, ya no. A las ocho y cuarto nos mandan a casa. Aún me da tiempo a pasarme por el ensayo del orfeón, y empezar a mirar el Daphnis et Chloe de Ravel.

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