jueves, 8 de mayo de 2008

Diario de Turandot, 5

Día 5 (07/05/08): Ya estamos de vuelta aquí. Vamos convirtiendo en rutina lo que hace apenas unos días era novedad, y a la hora de siempre, reiniciamos el ritual de pasar por camerinos y dirigirnos al escenario. Hoy toca primer acto, lo que vimos ayer, pero con nosotros en nuestra habitual posición de lanceros desde que se levanta el telón al principio de la ópera. Mientras los ayudantes de producción recuerdan notas y movimientos al coro, mi hermano y yo repasamos nuestro corto y por ahora único desplazamiento de toda la obra: la salida por las grandes puertas una vez el verdugo ha cumplido con su misión. Contamos los pasos, probamos los giros, el cambio de mano de la lanza. Queremos que nos salga a la perfección, porque no vamos a tener ningún otro momento así. Finalmente comenzamos y la piel se me pone de gallina. Si desde platea era impresionante, tener el coro a unos pocos metros pidiendo la presencia del verdugo Pu Tin Pao, o clamando clemencia a Turandot, y sentirte parte de la acción me produce escalofríos por la espalda. Aguanto derecho con mi lanza y en cuanto todos cruzan la puerta mi hermano y yo nos miramos, el momento ha llegado. Giramos al unísono y avanzamos hasta encontrarnos de frente, nuevo giro cruzamos la puerta, un giro mas y tras dos pasos estamos fuera del escenario, detrás de todo el decorado. Ha salido bastante bien, aunque habrá que pulirlo con los ensayos. Nadie nos ha dicho nada de la coreografía que hemos inventado así que suponemos que esta bien. Nos hacen repasar el final de nuevo porque el coro ha sido poco hábil a la hora de colocarse en la escalera con las sombrillas para tapar la acción del verdugo. Una nueva oportunidad de probar nuestra salida, que queda un poco mejor esta vez. Y así llegamos al descanso.

La cita con la piscina es ya obligada y cuando bajo ya estan todos merendando. La novedad es que esta vez alguien ha bajado una baraja de cartas. Como el que no quiere la cosa me acaban enseñando como se juega al mus y nos echamos unas manitas. No será lo único que aprenda hoy.

En el escenario se preparan para seguir el primer acto desde donde lo hemos dejado, con los solistas y alguna intervencion puntual del coro. Nosotros aprovechamos para sentarnos en la oscuridad y escuchar la intervención de los solistas o hablar entre nosotros. Yo hablo un buen rato con el chico que hace de principe de Persia, y que solo sale en el primer acto un momento para que lo maten, perra vida. Es bastante simpático y se nos pasa el tiempo volando. Sobre el escenario cuatro soldados han sacado una tarima pequeña y la colocan en una posición prefijada para que Calaf golpee el gong que ha descendido del techo y así, poder enfrentarse a los tres enigmas del Turandot. Nos quedamos con las ganas de golpear el gong, es muy grande y pesado y hace un sonido espectacular, a ver si un día al descuido me puedo dar el gustazo.


El primer acto ha terminado. Nos hacen pasar un ratillo esperando mientras apuntan cosas para el coro, y luego nos sueltan con diez minutos de pausa. Siempre que está el coro las pausas son de media hora pero en cuanto se van, misteriosamente se nos reducen a intervalos de diez minutos o un cuarto de hora. Pero bueno, somos figurantes, no vamos a quejarnos. Me pongo a saludar a algunos conocidos del coro y en cuanto me descuido ya se me han pasado la pausa. Corriendo para arriba otra vez...

Ahora parece que vamos a ensayar el tercer acto. Seleccionan a unos pocos y los demás nos quedamos en platea sin hacer nada. Tras media hora a Julián se le ocurre ir a por la baraja, y como si tal cosa nos montamos una timba de poquer descubierto en los asientos, ante la mirada atónita de los visitantes o miembros del equipo técnico que pasan por allí cerca. La apuesta máxima es medio euro, pero despues de varias manos Ximo ya ha conseguido dinero suficiente para poder cenar kebab hoy y mañana. Yo tras un inicio algo desastroso me acabo recuperando y al final saldo mis deudas y aun me debe 35 centimos el verdugo. Solo paso de jugar las rondas que coinciden con las subidas del director de escena al escenario a explicar algo, que me interesan y me disgustaría perdermelas.

El tiempo pasa y nosotros nos aburrimos cada vez mas. Ademas, los cuatro soldados han sido llamados y la timba no puede seguir. Aprovechamos para hablar con el verdugo, que tambien es bastante simpático y campechano. Todos coincidimos que hace un trabajo impresionante como verdugo y que queda realmente bien. Sin darnos cuenta son ya las 9,00 y seguimos allí sin hacer nada. Ademas no nos han dado ningún descanso más después de la marcha del coro. La gente se queja porque hoy hay futbol y todos estan deseando ver un partido u otro.

Parece que el ensayo ya se ha acabado. Son las 9,30 de la noche. Nos mandan a casa y excepto los ayudantes de Pu Tin Pao los demas debemos volver mañana a ensayar, porque según nos han anunciado aparecemos tambien en el tercer acto. Eso significa que salimos en todos los actos, desde que sube el telón hasta seguramente el momento en el que definitivamente baje. Y tan solo sujetando una lanza. ¡Somos grandes!

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