miércoles, 20 de diciembre de 2006

Reencuentros



Anoche soñé que volvía a mi Manderley particular. He de reconocer que no me sonaba el sitio, pero yo sabía que estaba allí, rodeado de tantos de los que otrora fueron mis compañeros, y en algunos casos, mis amigos. Y es lógico, porque los vi a todos ayer en el ensayo del Mesias, de Handel.

En mi sueño no aparecían aquellos que por derecho propio han ocupado todas las conversaciones sobre el tema; esas que a lo largo de estos años han ido recordándonos que la herida aún sigue abierta (como dice Anaïs, la inconmensurable escritora madrileña, una herida que consigo cerrar de lunes a sábado pero que vuelve a abrirse los domingos). No he podido ver sus caras, ni oír sus frases hirientes, ni su prepotencia estúpida e infantil.

No, los que aparecían eran mis amigos. Al menos los que lo fueron en su momento. Y en mi sueño, trataba de explicarles que todo lo que hice fue por ellos, que tan solo puse voz a las palabras que ellos solo susurraban en voz baja, o se pasaban (nos pasábamos) al oído. Me convertí en adalid de su causa, alentado por todos, para ser abandonado como un paria despúes, cuando el barco zozobró.

Y en mi sueño, mis amigos me miraban con odio. Con esa furia ciega que solo conocía en los ojos de los que habian hecho de nosotros unos animales asustados. Compañeros con los que tanto había compartido y a los que tanto cariño dediqué me miraban con desprecio y una ira que me hacía empequeñecer.

Yo trataba de explicarme pero ellos me ignoraban y me exigian que me fuera. Mi presencia quizás les recordaba el fracaso de nuestra empresa, o su sometimiento a los viejos amos. Solo sé que en un momento determinado pasaban de las palabras a los hechos y empezaban a zarandearme y a golpearme. Y ahí me he despertado. Es la primera vez que me dan una paliza en sueños (tambien podría decir que es la primera vez que me dan una paliza en general), y desde luego, es angustioso.

Para no alargar más la cosa me voy a quedar con dos ideas. La primera es que tengo la conciencia muy tranquila y me siento muy orgulloso de lo que hice, pero a veces pienso que el precio que pagué por ello fue muy alto, y me pongo triste por las personas que me retiraron la palabra. No puedo evitar seguir guardandoles algo de cariño.
La segunda es que pasa el tiempo y la vieja herida sigue ahí, palpitando en la oscuridad y esperando la ocasión para derramar su amarga bilis. Y sé que no quiero estar así eternamente. Ahora que ha cambiado la junta, quizás...

7 comentarios:

Esther Ita dijo...

Anoche soñé que estaba en un mundo gris... y que ese mundo tenía forma de pirámide: un individuo vivía en la cima (que era plana) y todos los demás debajo.

El hombrecito (o mujer... cierto es que desde abajo no se podía distinguir muy bien) nunca reía porque.... no sabía hacerlo. Tan sólo emitía unas odiosas carcajadas que retumbaban en toda la pirámide, pero desde abajo (yo era una de las que observaba desde allí) nos daba la sensación de que esa carcajada era automática, sin vida.... no sabíamos por qué, pero lo era.... es más... daba miedo...

En la base de la pirámide tampoco se escuchaban sonrisas, ni siquiera carcajadas... tal vez estábamos demasiado ocupados en responder a todo lo que el hombrecito (o mujercita) nos preguntaba y en hacer todo lo que nos mandaba, sin pensar; o tal vez nos daba miedo que ese hombrecito (o mujercita, al que llamaré ser de la pirámide a partir de ahora) nos riñese (sin duda esta era la verdadera razón, aunque nadie se atrevía a decirla en voz alta)... teníamos tanto miedo al ser de la pirámide....

Pero de pronto, un día (y que nadie me pregunte por qué, ya que yo no estaba presente en ese mismo instante y nunca nadie ha sabido quién fue o qué ocurrió), se oyó en la base de la pirámide una bonita carcajada: nunca habíamos escuchado una, pero todos y todas la reconocimos inmediatamente como carcajada... sí, eso sí que era una risa de verdad. Y esta vez la pirámide no retumbaba, sino que bailaba; el color gris fue desapareciendo de la base y fueron apareciendo el azul, el verde, amarillo, rojo, naranja, violeta..... todo empezó a llenarse de colores. Esta sí que era una pirámide digna de ver y un mundo digno de habitar. La carcajada, extrañamente, se fue contagiando y al cabo de un instante, todos y todas empezamos a reír (no podíamos controlarlo... era tan mágico... tan increíble.....).

Pero por supuesto, no podíamos esperar otra cosa (aunque me gustó no pensarlo durante el tiempo que pude dedicar a mis sonrisas); el ser de la pirámide se enfadó muhíííííísimooooooo.... comenzó a gritar, a tirarnos piedras desde arriba, volvió a teñir de nuevo la pirámide con botes de pintura gris (esta vez más oscuro que el anterior)... y nos expulsó de allí (la pirámide.... su pirámide.... su mundo). Algunas personas treparon hasta la cima y comenzaron a besar los piés del ser de la pirámide (no sé cuánto tiempo se quedarían haciéndolo... tal vez aún lo estén haciendo). Pero los demás, nos marchamos.

Estábamos muy asustados/as, sin saber muy bien lo que hacer.... ya no teníamos hogar, mundo (o lo que quiera que cada uno/a hubiera perdido y se hubiera dejado atrás). A partir de ahí, caminamos sin ningún rumbo en concreto... buscando una salida, otro mundo, otro lugar, otra pirámide donde vivir. Y cuando pensábamos que jamás íbamos a dejar de vagar por la nada... nos dimos cuenta de que en la nada no se estaba tan mal.... y de que, sin tan siquiera pensarlo, habíamos estado sonriendo todo el camino de la búsqueda.... ¿de la búsqueda de qué?. Ya ni siquiera recordábamos qué buscábamos, ni qué habíamos dejado atrás... pero estábamos tan bien... en esa nada, nuestra nada... entonces ¡ya no era nada!... ¡era todo!... y ya teníamos un nuevo mundo: nuestro mundo.

Sí, lo sé... tal vez el destierro fue una consecuencia demasiado grande que tuvimos que pagar; pero sin ese destierro, no habríamos encontrado esta nueva tierra, este nuevo mundo y no seríamos tan felices.... sin duda, no lo éramos.

Y desperté.. con una enorme mueca de felicidad ;-)

P.D.: Sé que las consecuencias fueron demasiado costosas para ti, pero ¿no crees que alguien tenía que soltar la primera carcajada?. Es más, ¿no te sientes orgulloso de ser tú el que la soltó?, jejejeje. Y tu nuevo mundo... esa foto de la piscina, esas sonrisas... sin duda me dicen que ahora estás donde querías estar... donde debías estar, jajajaja.

P.P.D.: Creo que todos/as, alguna vez en nuestra vida, escuchamos esa carcajada y nos contagiamos de ella. En nuestras manos está buscar el nuevo mundo o subir a besar los piés al ser de la pirámide (de nuestra pequeña pirámide personal). Yo, hoy por hoy, estoy muy contenta de haberme alejado de ella.... y caminar... y caminar.... pero siempre con sonrisas. Besazos miles y sueños de colores.

El marco de la puerta dijo...

Creo que las dos PD de Braida lo dicen todo. Muchos besos.

omrot dijo...

Gracias a las dos. Me anima mucho leer vuestros cálidos comentarios. Un abrazo muy fuerte para ambas con todo mi cariño.

Era la primera vez que escribía sobre aquel incidente, y francamente espero, remedando un poco a Neruda, que este sea el último dolor que me causa, y estas las últimas lineas que yo le escribo.

Rerum dijo...
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Anónimo dijo...

Que pelma està la gent amb la calidesa :P.

Tio , per poc que et conega , se que avui faries el mateix. No eres dels que veu el el que vas vore i eres capaç de no fer res. El preu no es massa alt , es el que es paga. El que et cobren , ara saps qui val i qui no. Lluitar per netejar les coses no es un delicte , jo estic orgullos de tú , i se que tu també de tu mateix.
GERONIMO !!!!!!!

omrot dijo...

GERONIMO!!!!

terrewiwa dijo...

También yo me sentí orgullosa de ti en ese momento...Yo nunca hubiera hecho nada por ellos. Te admiré mucho entonces. Y aprendí de tu experiencia.
Creo en lo que Braida dice. Y pienso que todo aquel pasado te enrriqueció...y te aportó este presente. Fué una piedra más para tu castillo. Tu escribiste tu historia entonces y es maravillosamente tuya. Y el dolor que sientes es parte de ella. Y el cariño que te queda también. Cuanto más te aferres al recuerdo de lo que quisiste, más te dolerá. Y este dolor estará contigo hasta que su presencia sea tan calma que se difumine con el tiempo...
Al final, hay que amar lo que es...y tolerar la incertidumbre de lo que ha de ser.

Besos y abrazos sonoros ;)

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