viernes, 24 de noviembre de 2006

Último viaje a Giancaldo

- Has vuelto. Pese a que te dije que no lo hicieras...
- Queria verte, verte por última vez.
- Pero yo no quería oirte hablar. Solo oir hablar de ti.
- ¿Como no iba a venir a despedirte? Al igual que hiciera hace ya casi treinta años, allá por 1989.
- Giancaldo ya no tiene nada para ti.
- Te equivocas, Alfredo. Tiene el final perfecto para esta película.
- La vida, Totó, no es como las películas, es más dura, más difícil.
- Sí, lo sé. Eso me lo enseñaste tu.
- Tan solo quería hacerte feliz, Totó. Vivias por y para el cine. Ahora el cine es sólo un sueño.
- No, Alfredo. Miles de personas nos han visto reir, llorar, disfrutar del cine y vivir la vida, nuestra vida, con el corazón encogido. Pero también han reido, han soñado, han recordado con nostalgia cosas de su infancia, tan parecida a la mía. Eso no solo no ha muerto, sino que vivirá por siempre en el imaginario colectivo, y tú, que hoy mueres por última vez, no desapareces, porque serás por siempre recordado, y tendrás un hueco en tantos corazones. Esto no lo dijo John Wayne, ni Clark Gable. Esto lo digo yo. Vayas donde vayas, viejo amigo, buen viaje y no te olvides de nosotros, porque nosotros no te vamos a poder olvidar a ti.



Ahora te contaré una cosa, sentémonos un momento... ah, qué torpe estoy...

Una vez un rey celebró una fiesta. A ella fueron las princesas más bellas del reino. Bueno... Un soldado que hacía la guardia vio pasar a la hija del rey. Era la más bella de todas... y se enamoró enseguida. Pero... pero ¿qué podía hacer un pobre soldado en comparación con la hija del rey?.

En fin... un buen día consiguió hablar con ella y le dijo que no podía vivir sin estar a su lado. La princesa quedó tan impresionada por su fuerte sentimiento que le dijo al soldado: "Si consigues esperar cien días y cien noches bajo mi balcón, al final seré tuya".

Y, a partir de ese instante, el soldado se fue allí y la esperó un día, y dos días, y diez, y luego veinte... y cada noche la princesa le observaba desde la ventana pero él no se movía nunca. Con la lluvia, con el viento, con la nieve... siempre estaba allí. Los pájaros se le cagaban encima y las abejas se lo comían vivo, pero él no se movía.

Después de noventa días... estaba tremendamente delgado, pálido, al pobre le resbalaban las lágrimas de los ojos y no podía contenerlas, ya no le quedaban ni fuerzas para dormir. Mientras, la princesa seguía observándole, y... al llegar la noche noventa y nueve... el soldado se incorporó, cogió la silla... ¡y se largó de allí!

- ¡No me digas! ¿Al final?

- Sí. Justo al final, Totó. Y no me preguntes cuál es el significado, ¡yo no lo sé! Si lo entiendes... dímelo tú ...


Philippe Noiret in memoriam
(Lille,1 oct 1930-Paris, 23 nov 2006)


6 comentarios:

El marco de la puerta dijo...

Alfredo permanecía callado debajo de la ventana, de la gran ventana del mundo que és quizá.... el cielo. Era su día 99. Cogió su silla y se largó. A lo lejos resbalaron débiles los acordes de Morricone sobre un viejo piano y, en mitad de la noche, entre las ruinas de nuestro cine, ese que todos llevamos por dentro, alguién desde muy lejos nos repetía: "Hagas lo que hagas ámalo, ámalo como amabas de niño la cabina del Paradiso".

omrot dijo...

Y no me preguntes que quiere decir que ya no esté, porque yo no lo sé. Solo sé que lo echaremos de menos.

Anónimo dijo...

yo lloré al enterarme...

Anónimo dijo...

Alfredo supo motivar a Toto a amar lo que hacía; a lo largo de estos años se ha dicho que Cinema Paradiso es una Oda a la nostalgía, de alguna manera lo es, cada vez que la oigo y que escucho a Alfredo es como la primera vez que lo oí, también supo motivarme... "Ahora sólo quiero oir hablar de ti"...

Anónimo dijo...

Hace una semana descubrí a Alfredo y a Totó, aunque ya estaban ahí desde hace mucho. Me asomo con ellos desde la ventana de la cabina, en ese momento de felicidad suprema haciendo felices a otros viendo cine.

omrot dijo...

Nunca es tarde para conocer la magía del Paradiso. Bienvenida a este barco que nos tiene a todos cautivados. Y no te olvides de ser feliz!

Una gran sonrisa

Hacia mucho que no me dejaba caer por aquí. Nunca me he olvidado de este rincón de mi alma, pero en algunas épocas de mi vida esta menos pre...