miércoles, 29 de noviembre de 2006

Esos maravillosos canallas

Ayer por la tarde salía, paso presto y aire ausente, de una clínica reconvertida en empresa de ignoto cometido y plató de cine porno (especialidad medicos y enfermeras), con una sonrisa que me llenaba toda la cara. Adelantandome al lector pícaro me apresuro a asegurar que no se rodaba nada en esos momentos. Tan solo acababa de pasar un rato con unos muy buenos amigos; sí, los de la empresa.

Bajaba por la aletargada tarde de camino al metropolitano, ebrio de luces de ciudad, aromas de castañas y panojas al fuego, y con Muse susurrandome al oido su Unintended, feliz como un chiquillo. Mis últimas semanas han sido realmente especiales, y en ellas he ido encontrando y reencontrando a muchos amigos y recibiendo tanto cariño de ellos, que no sabía como devolverlo. Así que decidí mientras paseaba que ya era momento de dedicar una entrada en este diario a esos maravillosos canallas que llenan mi vida de infinitos colores y consiguen cada día que la risa no me falte, ni mis horas sean grises.

Me siento obligado a empezar por los de siempre. Mis compañeros de fatigas, frikismo y juergas nocturnas: esos valar que ya no viven en Valinor; que han crecido, se han hecho adultos y siguen siendo igual de geniales. Para mi ha sido maravilloso poder recuperarlos un poco en esta nueva etapa de mi vida, porque los he echado mucho de menos. Y ahora podeis creerme, voy a hacer lo indecible para no volver a perderos.

Ahora vienen mis fecocovos. Los mejores amigos con los que puede cantar uno, los mejores cantantes que uno puede tener como amigos. Miles y miles de fotos dan mudo testimonio de todo lo que hemos reido juntos, nuestras fiestas y cenas, nuestros conciertos, las larguísimas partidas de Trivial que indefectiblemente siempre pierdo, y tantas otras cosas. Gracias por todo, por ponerle el toquecito perfecto de especia a mi vida.

Vamos con dos personas muy especiales. Las conozco desde hace muy poco, realmente poco, pero han irrumpido en mi vida con mucha fuerza. Bueno, en la mía y en la de mis amigos. La iaia inmortal es un ciclón: siempre feliz (incluso rabiando de dolor por una muela), siempre con ganas y energía para apuntarse a cualquier locura y con una capacidad inventiva que da mucha envidia. La señorita del escote llegó a la par que la iaia, y aunque al principio no hablabamos demasiado, poco a poco, he ido descubriendo que es una chica encantadora, muy buena amiga de sus amigas, trabajadora incansable hasta el punto de tener un horario ¡tan lleno como el mio!, y una narradora inenarrable de cuentos e historias. Ambas tienen un affaire con la vida, y la exprimen al máximo. Son tan buena gente que han sido capaces de hacer lo que hadie habia hecho por nosotros: una magnífica ginkana (podeis escribirlo como querais, no lo recoge la RAE) para celebrar nuestro cumpleaños. Gracias por la ginkana, por las risas, las meriendas, por el día a día y las conversaciones nocturnas. Y cuidaos muchísimo, estamos acostumbrandonos demasiado a vosotras.

En mi vida hay ahora también, entrando y saliendo, unas estupendas alemanas, un poco locas, que me dedican de vez en cuando algún ratillo de risas, pelis y recetas teutonas. También se curraron, sin apenas conocernos, una fiesta de cumpleaños para mi que fue realmente encantadora. Me alegro de que esteis aquí, y me esteis enseñando tantas cosas nuevas que no conocía. Un grandísimo abrazo y nos vemos muy pronto por el Carmen.

Ha sido maravilloso también volver a saber de algunas personas con las que hacía tiempo que no hablaba, y ver que el tiempo pasa pero seguimos siendo los mismos y todo el cariño y la ternura sigue ahi, y que podemos empezar nuevos proyectos como si nos hubieramos visto ayer (como partidas de Kult, o cosas por el estilo). Un abrazo muy fuerte, para vosotr@s, que me encargaré de daros yo personalmente muy pronto.

También a mi trio favorito. Esas que se esconden en los espejos, y se visten de blanco y negro para narrar en fotos, lo que debe ser la muerte. A vosotras, que escribis como nadie, porque nadie escribe como vosotras. Actrices, músicas, faranduleras, fotógrafas, pintoras,... No me solteis de la mano. No quiero perderos.

Y bueno, a todos aquellos que están, y nunca han dejado de estar. Sabeis quienes sois, ¿verdad? A vosotros también os quiero, como siempre, hasta siempre.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Saudade

Quando Lisboa acordar
Do sono antigo que é seu
Hei-de ser eu a cantar
Que eu tenho um recado só meu

Céu da Mouraria, ouve...
Vai chegar o dia novo!

E o sol das madrugadas todas...
Névoa de um povo a sonhar...
Os teus mistérios, Lisboa,
são as pombas que ainda há

Madredeus, Céu da Mouraria


Hoy tengo saudade de Lisboa. Me apetece aparcar todo en un instante único, parar mi vida en seco, y escapar por unas horas a pasear por a Baixa, o a zigzaguear por Alfama en el eléctrico 28. Querría subir a lo alto del elevador de Santa Justa a contemplar como se pone el sol y la ciudad se llena de miles de luces. Una buena conversación en el cesped junto a la torre de Belem, o un café con Pessoa en A Brasileira. Hacerme, esta vez sí, un Kalashnikov con mi hermano en el Mescal, o un ratillo de jazz en el HCP. Y volver con las pilas cargadas despues de subir y bajar por las 7 colinas de la Roma del Atlántico.

Me gusta Lisboa. Es un ciudad muy diferente a otras que he conocido. Hermosa, señorial pero un poco triste y decadente. Una melancolía infinita impregna la urbe y se adhiere a las fachadas, las calles y a los mismos lisboetas. Las aguas del frio oceano penetran el estuario del Tejo y lamen la ciudad marcando para siempre el carácter de los habitantes. La gente, por lo general callada y un poco seca, parece esperar todavia el retorno triunfante de Dom Sebastian el deseado, el rey durmiente, que ha de volver un día, según dice la tradición, a poner de nuevo a Portugal en el lugar que le corresponde del mundo, para cumplir su aplazado destino. El corazón de Lisboa pulsa a ritmo de fado, y en los más insólitos rincones de pronto se escuchan acordes de luna y besos, de abrazos que ya no volverán y noches en vela llorando una pena que alimenta el verso y la música. Dulce Pontes, Amalia Rodrigues, Madredeus, Cristina Branco, Mariza, Misia, y toda una miriada de cantantes y músicos que pueblan las casas de fado de toda Lisboa.

Y pese a todo, no pierde jamás su orgullo. Se mantiene firme ante las dentadas ruedas del tiempo, sin agachar la cabeza y sin rendir el gastado pendón al inexorable paso de los días. Y reconozco que apenas conozco la ciudad, y en la imagen que tengo de ella se mezclan, confusos, recuerdos y vivencias propios y ajenos, pero no es menos cierto que la quiero. Tanto como se puede querer un trozo de tierra, con casas y pedazos de realidad asfaltados para uso de vehículos con o sin motor. Y deseo volver a ella, pronto, y no una vez sino mil. ¿Alguien se viene?



viernes, 24 de noviembre de 2006

Último viaje a Giancaldo

- Has vuelto. Pese a que te dije que no lo hicieras...
- Queria verte, verte por última vez.
- Pero yo no quería oirte hablar. Solo oir hablar de ti.
- ¿Como no iba a venir a despedirte? Al igual que hiciera hace ya casi treinta años, allá por 1989.
- Giancaldo ya no tiene nada para ti.
- Te equivocas, Alfredo. Tiene el final perfecto para esta película.
- La vida, Totó, no es como las películas, es más dura, más difícil.
- Sí, lo sé. Eso me lo enseñaste tu.
- Tan solo quería hacerte feliz, Totó. Vivias por y para el cine. Ahora el cine es sólo un sueño.
- No, Alfredo. Miles de personas nos han visto reir, llorar, disfrutar del cine y vivir la vida, nuestra vida, con el corazón encogido. Pero también han reido, han soñado, han recordado con nostalgia cosas de su infancia, tan parecida a la mía. Eso no solo no ha muerto, sino que vivirá por siempre en el imaginario colectivo, y tú, que hoy mueres por última vez, no desapareces, porque serás por siempre recordado, y tendrás un hueco en tantos corazones. Esto no lo dijo John Wayne, ni Clark Gable. Esto lo digo yo. Vayas donde vayas, viejo amigo, buen viaje y no te olvides de nosotros, porque nosotros no te vamos a poder olvidar a ti.



Ahora te contaré una cosa, sentémonos un momento... ah, qué torpe estoy...

Una vez un rey celebró una fiesta. A ella fueron las princesas más bellas del reino. Bueno... Un soldado que hacía la guardia vio pasar a la hija del rey. Era la más bella de todas... y se enamoró enseguida. Pero... pero ¿qué podía hacer un pobre soldado en comparación con la hija del rey?.

En fin... un buen día consiguió hablar con ella y le dijo que no podía vivir sin estar a su lado. La princesa quedó tan impresionada por su fuerte sentimiento que le dijo al soldado: "Si consigues esperar cien días y cien noches bajo mi balcón, al final seré tuya".

Y, a partir de ese instante, el soldado se fue allí y la esperó un día, y dos días, y diez, y luego veinte... y cada noche la princesa le observaba desde la ventana pero él no se movía nunca. Con la lluvia, con el viento, con la nieve... siempre estaba allí. Los pájaros se le cagaban encima y las abejas se lo comían vivo, pero él no se movía.

Después de noventa días... estaba tremendamente delgado, pálido, al pobre le resbalaban las lágrimas de los ojos y no podía contenerlas, ya no le quedaban ni fuerzas para dormir. Mientras, la princesa seguía observándole, y... al llegar la noche noventa y nueve... el soldado se incorporó, cogió la silla... ¡y se largó de allí!

- ¡No me digas! ¿Al final?

- Sí. Justo al final, Totó. Y no me preguntes cuál es el significado, ¡yo no lo sé! Si lo entiendes... dímelo tú ...


Philippe Noiret in memoriam
(Lille,1 oct 1930-Paris, 23 nov 2006)


De rosas y espinas

Senza fine
Tu trascini la nostra vita
Senza un attimo
di respiro
Per sognare
Per potere ricordare
Ciò
che abbiamo già vissuto
Senza fine, tu sei un attimo senza
fine
Non hai ieri
Non hai domani
Tutto è ormai
nelle tue mani
Mani grandi
Mani senza fine
Non
m'importa della luna
Non m'importa delle
stelle
Tu per me sei luna e stelle
Tu per me sei sole
e cielo
Tu per me sei tutto quanto
Tutto quanto io
voglio avere
Senza fine...

Gino Paoli, Senza fine


Me va todo muy bien, gracias, ¿y a ti? Me alegro mucho. Ya sabes que me gusta que estés bien. Sí, todavia me acuerdo de ti. Mucho, muchísimo, no a todas horas, pero siempre te tengo muy presente. Claro, ambos sabemos que es lo mejor, pero eso no significa que no duela. A veces pienso que soy fuerte, y que puedo resistir, y que el mar no se lleva los faros, pero volvemos a hablar, y todo surge de pronto, y me coge de improviso, y un puño me oprime el corazón, y se me hace un agujero infinito en el pecho. Recuerdo esos versos de Neruda que tu ya no me dejas pronunciar, las últimas estrofas de su número veinte, y me tiemblan las manos. Sí, comprendo que es lo mejor, lo más razonable, y lo único que podemos hacer, pero duele. Sonrio y me alegro de que te vaya bien, mientras por dentro me rompo poco a poco, Rigoletto moderno de andar por casa. Y me digo que es bueno, que así aprenderé a superarlo, a olvidar. El problema es que temo olvidar demasiado, quizas todo. Machado me dijo un día:

"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón."

viernes, 17 de noviembre de 2006

El 7º de caballería

Y cuando ya no los esperaba, aparecieron. Tirando piedras a mi ventana y con la perenne sonrisa en la cara. Con amigos así la vida nunca es aburrida.





Otra vuelta alrededor del Sol

Pastel de galleta y chocolate. Fiestas con muchos globos y regalos. Todos los amigos que venian a casa a pasar la tarde jugando, riendo y haciendo el bestia (siempre se iba algún crio con un huevo en la frente). Madres charlando en la cocina, tomando café y probando la tarta. Ese cosquilleo en el estomago porque es Tú día...

...no se. A veces echo de menos ser crio. Ya no siento todo aquello. Mi cumpleaños ha llegado sin despertar en mi la más mínima ilusión. Si acaso un poco de angustia. ¿29 años ya? Eso significa que el año que viene... uuuuuuuf, mejor no pensarlo. El 17 de noviembre ya está aquí y yo casi no he tenido tiempo de prepararme, de concienciarme de que me toca a mi. Y me quedo con la sensación de que es un día más, de esos que el viento borra de la memoria porque son solo copias exhaustas de dias ya vividos. Dias que el calendario no trae en sus hojas porque pasarán sin pena ni gloria, y que solo dejan en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca.

También es el primer aniversario de mi piso, o al menos en la porción de su historia que hemos escrito juntos. Y mi primer cumpleaños solo, desde hace tanto tiempo. Es curioso pero cumplir años solo, me hace sentirme más solo todavía. Pero me da igual.

Me guardaré un buen pedazo de tarta. Celebraré mis canas y mis arrugas, y cantaré todas mis viejas canciones en la ducha hasta sacar toda esta tristeza que se me atasca en el pecho día sí y día también. Vestiré de fiesta mi inocencía y le colgaré dos globos del pelo. Reiré con mis amigos y haremos el bestia, y la melancolía tendrá que volver a casa con un huevo en la cabeza. Y soplaré con entusiasmo las velas que jalonan mi vida, porque estan hechas de sueños y alegría, de lagrimas condensadas y de mucha ternura. Besaré a oscuras tus labios trémulos, pequeña desconocida en la bruma de lo incierto, y susurraré a tu oido palabras olvidadas. Y buscaré en la tripa, ese cosquilleo. No el que me dice que hoy es mi cumpleaños, sino el que me dice que estoy vivo. Porque si este tiene que ser un día más, como esos que sobran al sacarle punta al mes de agosto, prefiero que sea de los felices.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Pasajero secreto


Wol dir, werit, das du bist
also freuden riche!

(¡Bienvenido, mundo, tú que
estás tan lleno de alegrías!)

Carmina Burana


Esta noche me he llevado una grata sorpresa. He descubierto, que no son solo tres las personas que leen este pequeño cuaderno de bitácora, sino que una persona muy especial, con la que hacía ya algún tiempo que no hablaba, me visita de vez en cuando para leer mis locuras. Me ha sorprendido mucho y me ha alegrado a la vez porque me he sentido por un momento más cerca de mi visitante anónima, pese a los periodos en los que no coincidimos y no podemos hablar. Desde aquí quiero desearte un dulce camino de hadas para todos tus sueños, un enorme frasco de cristal con la palabra Hierbabuena para que guardes intactas todas tus ilusiones, y una manta de abrazos y besos para llenar todas las noches del resto de tu vida. Y para animarte a seguir con tu filosofía de vida, que me parece estupenda, aquí te dejo unos versos de un tocayo mio, para que no pierdas nunca la senda que has decidido tomar.

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti

viernes, 10 de noviembre de 2006

La estación de lluvias



Y si la vida és una estación que nos separa para no volver
Casa de muñecas


Hoy me he tenido que comer muchos viajes de metro, arriba y abajo, abajo y arriba, pero no me ha importado lo más mínimo. Despues de dormir en una cama en condiciones durante casi 10 horas uno ve la vida de otra manera. Y encima ha salido un sol radiante como para darme la razón. Una nota bastante decentilla en chino y una buena siesta, y encima hoy duermo en mi cama de nuevo. ¿Qué más se puede pedir?

Sencillo, un encuentro casual. No con alguien conocido, sino más bién con alguien que ya no me recordará a estas horas. Como no podía ser de otra manera, el breve encuentro se ha producido en el metro, entre las estaciones de Xàtiva y Angel Guimerà. Yo iba completamente embelesado escuchando Crazy, de Gnarls Barkley cuando me he dado cuenta de que alguien me miraba a menos de un metro de mi. Se trataba de un pequeñuelo instalado comodamente en un cochecito y que no dejaba de mirarme. La conexión ha sido inmediata, y olvidandome del resto del vagón y de la poca vergüenza que aun me queda, me he dedicado durante los pocos minutos que separan ambas estaciones a tratar de hacer sonreir al nano que con tanto ahinco me miraba. He disfrutado lo indecible sacandole la lengua, haciendole gestos y caras raras y viendo como sonreia y se lo pasaba bomba con mis payasadas. Ha sido el colofón perfecto para un día realmente estupendo. Me ha hecho pensar que en el fondo, pese a todas las heridas y cicatrices, y todo lo que ya llevamos vivido, a lo largo de tantos años, no quiero perder el puntito de crio, esa especie de inocencia franca y clara que subsiste por debajo de todo lo que hemos ido madurando. Hoy esta entrada va para ese chavalillo, que tarde o temprano crecerá y dejará de asombrarse con el mundo que le rodea para vivir de lleno la apatía de esta sociedad nuestra. Suerte!

jueves, 9 de noviembre de 2006

Compás de espera

Tictactictac.

El tiempo se me escurre
entre los dedos.
Minuto tras minuto,
hora tras hora,
mientras espero
la llegada
ineluctable
de una señal.

Pero la vida,
esa doncella,
esquiva y desagradecida,
me ha enseñado
a ser paciente.

Yo te llamo,
tu me llamas.
Tu me escribes,
yo te escribo.

La pelota esta
en tu tejado.
¿Quieres jugar?


Cosas que me han gustado de estos dias
- El laberinto del fauno; por todo, (guión, ambientación, interpretación, música,... ) y sobre todo por la compañia.
- Pasar todas las mañanas por delante de Dulzumat, la pasteleria que hay de camino a la escuela oficial, y que te devuelve a la infancia durante al menos dos manzanas...
- Los Greatest Hits de Queen, que me mantienen en pie despierto el tiempo suficiente como para hacer todo lo que tengo que hacer sin morir en el intento
- Las conversaciones nocturnas con la iaia inmortal y el ninja zombie
- El examen de chino, que me salió bastante bien para no haber estudiado más que cinco minutos los animales del horóscopo.
- Tenerte


Cosas que no me han gustado de estos dias
- Las circunstancias, que se empeñan en que no veamos una película
- El cansancio acumulado por tantas noches durmiendo poco
- Los problemas y dolores de cabeza por no poder hacer caja
- La maldita tos que se empecina en aferrarse a mi garganta
- Que al final no haya habido ensayo de la obra de teatro
- Que no puedo vivir de rentas y tengo que ponerme a repasar ya chino y ruso
- No tenerte

El tiempo es un gran autor, siempre da con el final perfecto.
Candilejas (1952)

miércoles, 8 de noviembre de 2006

De un color gris cielo

This love's too good to last
and I'm too old to dream

Muse, Blackout



Así me siento,
de un color gris cielo.
Viejo,
tan viejo
para algunas cosas.

Y supongo que será
el puto tiempo
(¿se puede decir puto
en un blog?)
o será la tristeza,
que se adhiere
como una bomba lapa
a los sucios bajos
de mi
corazón.
Será la falta de sueño,
o de horas de sueño,
o de sueños a todas horas.
No se qué será,
pero hoy
me siento viejo,
tan viejo.

Esperaré a que pase.
Tal vez solo necesito descansar,
dormir
ocho horas seguidas
ocho
así
de un tirón.
Y dormir, tal vez,
solo tal vez,
abrazado a tí.

martes, 7 de noviembre de 2006

La fiebre de la cámara

Otra noche en blanco, larga y lenta, con tantas cosas por hacer que se hará de día y yo apenas habré dormido. Y encima mañana (a estas horas deberia decir ya hoy) examen de chino. Y entre correo y correo, kilos de sabanas y dolorosas cabezadas muchas ganas de volver a coger la cámara. Miles de proyectos, de cosas que pudieron ser y nunca fueron, de guiones nonatos abortados sin esperanza de continuidad, y arrojados al frio armario del olvido.

Cada cierto tiempo, como si de un extraño ciclo se tratara, Carlos me pincha, y trae nuevas ideas. Y cada vez me vuelvo a emocionar y desempolvo trípodes, camaras e ilusión. Y siempre con la esperanza (esta vez sí) de que ahora será la buena.

De nuevo, noto correr dentro de mí ese fuego, esa alegría que me anuncia que el nuevo ciclo ha empezado. No me falles Carlos, esta vez hasta el final, sí o sí, porque ambos sabemos que se puede hacer y que tenemos lo que hace falta, y que la diferencia esta en un gesto, en un simple gesto. Por eso, no me falles y aguanta el tirón, como siempre hemos dicho que hariamos, por todo lo que somos, por todo lo que hemos sido, no me falles. Porque sabes que lo necesitamos, que el gusanillo de la cámara va corroyendo las tripas, y cada idea perdida, cada pensamiento que no se concreta es un alfiler de cobre buscando tu alma. Por eso no me falles.

Yo, por mi parte, ahíto de laxitud y mediocridad, prometo no fallarte. Como decia Benedetti, no me quedaré inmovil al borde del camino, ni congelaré mi júbilo, ni me salvaré ahora ni nunca.

Y para demostrarte que hacer un buen corto es facil, y que tenemos lo que necesitamos, y que a veces la palabra follar puede ser sensual, te dejo este corto muy breve de César Sabater, que me ha gustado muuuucho, dedicado única y exclusivamente a tí.

domingo, 5 de noviembre de 2006

Mil y una noches

Hola de nuevo. Después de tanto tiempo voy a tratar de retomar este blog que apenas ha dado un par de pasos antes de ser temporalmente aparcado entre los numerosos proyectos que llenan mi día a día. Para ello se juntan una serie de venturosas coincidencias que van a permitir que si no escribo mucho más no sea al menos por falta de tiempo. Una de esas coincidencias es la que hace que yo, este mes y parte del que viene, esté noche sí y noche también de angel custodio en el albergue en el que habitualmente trabajo.

Así, a horas intempestivas y arrullado por el sempiterno jazz que se desliza como seda sobre la noche fría de este agitado barrio, me dispongo a poner en palabras todo eso que cruza fugaz por mi cabeza, y que a menos que sea plasmado se perderá. Tampoco es que tenga excesivo valor para nadie que no sea yo, pero como han salido de este pequeño bote de ideas que yo llamo cerebro, pues les tengo un algo de cariño.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Es Ella Fitzgerald con Louis Armstrong trenzando de manera inverosímil ese Summertime que siempre consigue ponerme los pelos de punta. Subo el volumen. Todo esta tranquilo. La mayoría de alberguistas duermen y los asiduos de las calles circundantes (yonkis, putas y demás fauna) hablan por lo bajo sentados en portales y aceras. La luna llena apenas asoma entre las nubes que cruzan el cielo de la ciudad y un aire frio y humedo cala hasta los huesos a todo aquel que osa pisar la calle o asomarse a cualquier ventana o balcón. Mientras, Ella y Louis han dejado a su sitio a Sarah Vaughan, cantando en directo I cover the waterfront.

Mientras, sigo preparando reservas y contestando correos. En nada, acabaré la faena y me retiraré discretamente a mi pequeño lugar, a descansar hasta mañana, el primer día del resto de mi vida.

Y como últimamente estoy en exceso cariñoso, mando a cualquiera que lea esto (pues sé que al menos son dos las personas que lo leen e insisten en que lo siga) un abrazo muy fuerte, y el ferviente deseo de que tengais los sueños más dulces que puedan imaginarse.

Una gran sonrisa

Hacia mucho que no me dejaba caer por aquí. Nunca me he olvidado de este rincón de mi alma, pero en algunas épocas de mi vida esta menos pre...