jueves, 18 de enero de 2007

Memento mori


Nadie es una isla completo en si mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

John Donne


Esta noche he visto morir a un hombre.

Hace un rato se movía, respiraba y pensaba. Ahora no es más que un bulto en el suelo tapado por una sabana blanca. Una forma inerte desprovista de todo hálito y fría como el frío suelo sobre el que yace.

Era uno de los habitantes de este barrio herido de muerte en el que trabajo, tan lleno de historias rotas y viejas cicatrices. Pasaba las noches en la calle, delante del albergue, hablando, bebiendo, gritando, peleándose, metiéndose en el cuerpo ese veneno que supongo ha sido lo que ha acabado al final con él.

Mientras escribo esto, los forenses han llegado con sus gabardinas grises como en una película mala de la tele, y se han puesto enseguida a realizar su labor. Varios policías se mantienen cerca para evitar que los curiosos interfieran en el trabajo de los peritos, pero su misión es baldía, ya que todos han huido al oír llegar los coches de la policía y nadie queda por los alrededores. Desde mi mesa en la recepción, asisto a través de la cristalera a la llegada del furgón que se llevará el cuerpo.

No voy a ser hipócrita. No lo conocía de nada, no hemos hablado nunca, y no tengo motivos especiales para sentir que haya muerto. Pero me entristece porque al fin y al cabo era una persona, y por lo insignificante que parece la vida. También impresiona un poco asistir al momento en el que dejas de ser para no ser nunca más. Esa sensación de irreversibilidad que te aprieta el corazón y te cierra la garganta para que no puedas decir nada.

Poco a poco la calle se ha ido calmando. Los forenses han terminado su trabajo y se han ido corriendo en sus coches (seguro que debajo de las gabardinas aún llevan puesto el pijama que vestían cuando una inoportuna llamada los arrancó de la cama). Los coches de policía y el furgón con el cadáver ya han partido hacia la morgue y yo, todavía sobrecogido, veo como la calle se va llenando de nuevo de los habituales inquilinos, los yonkis, las prostitutas buscando otra vez clientes...

Solo una sucia sabana blanca que ha quedado tirada en el suelo recuerda que esta noche, aquí delante, ha muerto un hombre.

6 comentarios:

gemelo malvado dijo...

la muerte es parte de la vida...
y la vida parte de la muerte.

"no nos tomemos la vida tan enserio..no saldremos vivos de ella."

Rest in peace.

Anónimo dijo...

"La muerte no es nada, la forma de morir lo es todo"

omrot dijo...

Teneis razón, y sé que dentro de un rato ya lo habré olvidado, pero es que impresiona un montón. Y como dice nacho, la forma de morir es todo.

Lady Bird dijo...

Me he quedado con los pelos de punta... no por la muerte de un yonki, ya que es lo mas habitual cuando t metes mierd* de todo tipo en el cuerpo, estoy segura de que ese hombre ya sabia su final... y lo aceptaría con toda resignación, sino por la forma y sutileza que has tenido a la hora de relatar todo lo que viste.
INCREIBLE!...

Y si,... es cierto que aunque sea "uno mas" (el yonki, y todos nosotros) siempre impacta el tener la muerte tan cerca.

T dejo un abrazo enorme para el "post time". Una gran delicadeza tienes, si señor. Es triste pero mencantó! BESAZO.

omrot dijo...

Gracias, guapa :). Hablando con ese ángel de Viruset me he dado cuenta de un par de cosas.

La primera es que me alegro de que la televisión no haya logrado aún insensibilizarnos del todo, como para que una cosa así no nos afecte.

La segunda es que parece que solo nos afecta cuando lo vemos delante de nuestras narices, cuando en realidad muere mucha gente al cabo del dia en todo el planeta. Si nos afectaran todas las muertes, el mundo sería de otra manera. Y no me refiero a las muertes en sí, sino a la manera de hacerlo. Pienso que ese es el significado que tienen las palabras de John Donne.

Me vienen a la cabeza unas frases de Deckard en Blade Runner:

"Todo lo que se preguntaba eran las mismas respuestas que buscamos el resto de nosotros. ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuánto tiempo tengo? Todo lo que pude hacer fue sentarme y ver como moría."

Anónimo dijo...

Todo lo que podemos hacer es observarnos,en el silencio interno, o en el ajetreo de la vida...pero no sirven de nada las preguntas...sólo somos respuestas.

Una gran sonrisa

Hacia mucho que no me dejaba caer por aquí. Nunca me he olvidado de este rincón de mi alma, pero en algunas épocas de mi vida esta menos pre...