Sometimes the things are not like you planned. Sometimes you can't find what are you looking for, or it seems that all your hopes vanishes in the morning mist. Sometimes, maybe you are afraid of just saying 'hello', when you really want to say 'hello, i like your sad eyes (or just-awaken eyes), i would like them to be the first thing i see every morning'. But it never happens that way. Our film vision of the world breaks in thousand pieces every step we take and we have to go on. As John Lennon said 'Life is what happens…..while you're making other plans'. But when you understand this, it's you who makes your own life running, and accept the good and bad things as parts of the same game, and enjoy them as well.
Maybe there are so many things that I would like to change... But OK, this is life! And I'm happy living it, and being, as time goes by, more self-conscious.
martes, 30 de septiembre de 2008
viernes, 26 de septiembre de 2008
Alma de lluvia (petit hommage)
Ya no quiero
jugar
contigo
a seguir
los coches,
ni a romper
la luna
en mil y un
sueños,
ni a comprar
con sonrisas
dulces y
caracolas.
Ya no traerá
la austera lluvia
nuevas
historias,
no recordarán
los fríos tejados
el color
de nuestras
almas,
ni buscarán
mis manos
la oscura muerte
en tu sonrisa.
Porque ahora,
cuando todo
y nada
es mío,
precisamente
ahora,
las reglas
de este
absurdo,
confuso
juego,
las pongo
yo.
lunes, 15 de septiembre de 2008
Llega el otoño
Sí, esta llegando. Aún no es oficial, y en teoría queda un semana larga, pero ya se percibe. Por las noches ya hace falta tirarse una sabana por encima. Las mañanas son frescas y luminosas, y las aceras ya se están alfombrando de las amarillas hojas de los arboles. El sudor, que tanto ha agobiado durante los pasados meses, casi ha desaparecido, y se puede caminar tranquilamente por la calle sin miedo a morir deshidratado.
Me encanta pasear estos días por la calle escuchando Vivaldi en general, y la banda sonora de Dogville en particular, y confieso que no me quito de la cara la sonrisa. En días como este tienes la impresión de que el mundo esta en la palma de tu mano, o de que puedes coger la luna con los dedos.
Me encanta pasear estos días por la calle escuchando Vivaldi en general, y la banda sonora de Dogville en particular, y confieso que no me quito de la cara la sonrisa. En días como este tienes la impresión de que el mundo esta en la palma de tu mano, o de que puedes coger la luna con los dedos.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
La orgía por el fin del mundo
Decidieron que si el mundo iba a acabarse cuando se encendiera el maldito LHC el día 2 de septiembre, querían despedirse de la existencia con una gran orgía. La planearon meticulosamente, y trataron de no dejar nada al azar. Tenía que ser la Orgía por el fin del mundo. Empezaría el día 1 y se prolongaría hasta que la Humanidad fuera absorbida de golpe por un microagujero negro, en el equivalente cósmico de un gran orgasmo.
Luego descubrieron que en realidad el LHC empezaba a funcionar el día 10 de septiembre, y aparecieron las primeras dudas. Pero decidieron que daba igual: harian la Orgía por el fin del mundo más larga de la historia. Y mantuvieron la fecha de inicio para el día 1 de septiembre.
Sin embargo, luego pensaron que quizás sería un poco bochornoso si por cualquier razón el mundo, después de todo, no se terminaba. ¿Cómo podrían mirar a la cara a sus amigos y compañeros, con los que habrían estado fornicando en desordenada confusión durante más de una semana? ¿Qué harian? ¿Recoger sus cosas e irse a casa, completamente avergonzados? Y así murió el proyecto de la Orgía por el fin del mundo.
Según tengo entendido, ahora plantean tímidamente realizar otra, más adelante, con menos vocación apocalíptica y más de estar por casa, a la que llaman sencillamente Una orgía.
Luego descubrieron que en realidad el LHC empezaba a funcionar el día 10 de septiembre, y aparecieron las primeras dudas. Pero decidieron que daba igual: harian la Orgía por el fin del mundo más larga de la historia. Y mantuvieron la fecha de inicio para el día 1 de septiembre.
Sin embargo, luego pensaron que quizás sería un poco bochornoso si por cualquier razón el mundo, después de todo, no se terminaba. ¿Cómo podrían mirar a la cara a sus amigos y compañeros, con los que habrían estado fornicando en desordenada confusión durante más de una semana? ¿Qué harian? ¿Recoger sus cosas e irse a casa, completamente avergonzados? Y así murió el proyecto de la Orgía por el fin del mundo.
Según tengo entendido, ahora plantean tímidamente realizar otra, más adelante, con menos vocación apocalíptica y más de estar por casa, a la que llaman sencillamente Una orgía.
jueves, 4 de septiembre de 2008
Dudo
Sí, ya sé que en mí tampoco es algo tan inusual, inseguro como soy, por naturaleza. Pero es precisamente eso lo que me ahoga: que esta duda ya dura demasiado.
Pasa el tiempo, y nunca acabo de saber si avanzo o retrocedo, si este camino me acerca como en una lenta espiral al palpitante corazón de mi duda, o en cambio, solo me da vueltas en un engañoso circulo. Y como jamás encuentro respuesta sigo recorriendolo con tímidos pasos (me falta coraje para andar más deprisa, y ese puntito canalla que encanta a las mujeres para saltarme vueltas o romper el circulo). A veces, cansado, me pregunto si realmente merece la pena. Y aunque sé que la respuesta es un rotundo sí, nunca sé que precio ponerle a mi alma. En momentos como este recuerdo los cien dias con sus cien noches de Totó, y me pregunto cuan cerca estoy de la noche del día número noventa y nueve.
Quizás necesito pensar menos en ello, desentenderme y hacer mi vida como si nada pasara, y el tiempo ya dirá. Quizás es cuestión de reunir valor, de ese que tanto he encontrado últimamente, y que me está dando un ápice más de confianza en mí mismo, y dar un pasito hacia adelante para decirle a quien haga falta que estoy aquí, por si aún no lo supiera. O quién sabe, quizás solo necesito a alguien que me arranque, como diría Galeano, las ropas y las dudas. Que me desnude. Que me desdude.
martes, 2 de septiembre de 2008
El examen
Ayer por la tarde tuve por fin el examen de ruso. He pasado las últimas semanas preparandolo tranquilamente, sin machacarme demasiado pero sin dejar de hacer un mínimo diario prefijado. Y reconozco que aunque no he podido siquiera leerme los ultimos cinco temas, he acudido al examen con mucha tranquilidad, cosa que hace años no me pasaba.
La misma mañana del examen he repasado un poco, me he hecho algo de comer y me he tumbado una horita de siesta. Sin repasos frenéticos de última hora, sin agobio por tratar de meter en mi cabeza un puntito más de información que pueda resultar útil; y todo en la creencia, ahora lo veo claro, de que lo que no has estudiado antes no vas a aprenderlo ahora de golpe en apenas cinco minutos. Y así, relajado y tranquilo, me he duchado y me he ido al examen.
Mi primera reacción al mirar los folios que componian el examen ha sido la de siempre: miras una y otra vez los ejercicios y piensas aterrado que nada tiene sentido, y preso de la cobardía habitual, te reprochas haber hecho acto de presencia. Sin embargo, hoy ha surgido un pensamiento distinto, una idea que ha acabado predominando sobre los otros gimoteantes pensamientos, una idea constructiva: ya que estás aquí, ¿por que no tratas de hacer el examen lo mejor que puedas y veamos que tal sale? No puedo decir que sea la primera vez que me ocurre, pero hacia mucho tiempo desde la última vez, y en esta ocasión, esa idea se ha impuesto de una manera mucha más clara y rápida.
Una vez ya en la calle, nada más sales y pisas la acera, con el sol poniendose tranquilamente, y un cielo azul precioso teñido de amarillos y rojos por la zona oeste del rio, no puedes evitar repasar de nuevo el examen. Ya tienes la nota, y es un flamante Apto, que te acredita para pasar al siguiente curso. No puedo evitar sonreir, sonreir mucho, desde dentro y a todo lo que veo, y no solo por haber aprobado, sino por notar que cuesta pero que poco a poco estoy haciendo de mi la persona que quiero ser.
La misma mañana del examen he repasado un poco, me he hecho algo de comer y me he tumbado una horita de siesta. Sin repasos frenéticos de última hora, sin agobio por tratar de meter en mi cabeza un puntito más de información que pueda resultar útil; y todo en la creencia, ahora lo veo claro, de que lo que no has estudiado antes no vas a aprenderlo ahora de golpe en apenas cinco minutos. Y así, relajado y tranquilo, me he duchado y me he ido al examen.
Mi primera reacción al mirar los folios que componian el examen ha sido la de siempre: miras una y otra vez los ejercicios y piensas aterrado que nada tiene sentido, y preso de la cobardía habitual, te reprochas haber hecho acto de presencia. Sin embargo, hoy ha surgido un pensamiento distinto, una idea que ha acabado predominando sobre los otros gimoteantes pensamientos, una idea constructiva: ya que estás aquí, ¿por que no tratas de hacer el examen lo mejor que puedas y veamos que tal sale? No puedo decir que sea la primera vez que me ocurre, pero hacia mucho tiempo desde la última vez, y en esta ocasión, esa idea se ha impuesto de una manera mucha más clara y rápida.
Una vez ya en la calle, nada más sales y pisas la acera, con el sol poniendose tranquilamente, y un cielo azul precioso teñido de amarillos y rojos por la zona oeste del rio, no puedes evitar repasar de nuevo el examen. Ya tienes la nota, y es un flamante Apto, que te acredita para pasar al siguiente curso. No puedo evitar sonreir, sonreir mucho, desde dentro y a todo lo que veo, y no solo por haber aprobado, sino por notar que cuesta pero que poco a poco estoy haciendo de mi la persona que quiero ser.
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