Miedo al papel en blanco. Miedo a una lengua que no es la mía y a un lenguaje, el científico, que desde hace mucho creía olvidado. Miedo a no estar a la altura. De lo que los demás esperan de mí, de lo que yo mismo espero de mí, de lo que sé que puedo hacer. Y por delante treinta páginas. Un experimento que ya tengo en mente y que conozco de memoría. Y sobre todo, poco más de un mes.
Mi desafío empieza ahora...
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