¿No habéis tenido nunca la terrible sensación de lo inevitable? De caminar, pese a la razón, pese a todas las señales, por un camino que lleva a un destino que tememos, y que seguramente acabará con una cicatriz más en nuestro pecho y un nuevo cuento triste de lunas llenas que nos acompañará para siempre.
Solo nos cabe esperar mirando aterrados como nuestros pasos nos guían, como polillas atontadas por la luz brillante de una sucia bombilla que una vez tras otras se lanzan al ardiente vidrio que les consumirá las alas y la vida, como ya ha hecho con su razón. Es ineluctable.
Y esto, también es verdad...
lunes, 3 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Una gran sonrisa
Hacia mucho que no me dejaba caer por aquí. Nunca me he olvidado de este rincón de mi alma, pero en algunas épocas de mi vida esta menos pre...
-
Una calurosa noche de verano soñé que, al igual que Pessoa, yo tenía un heterónimo. Alguien completamente distinto de mí, con otras ambicion...
-
Con la ladina intención de que perdáis, ¿porqué no?, un poquito más de vuestro valioso tiempo en este blog, he pensado en incluir un pequeño...
-
Y es cuando piso la calle, ese enorme mar de gente, que de pronto, sin aviso, mi corazón se rompe. En trozos, pequeños trozos de muchas form...
1 comentario:
es como para desgarrarme el pecho y mandarte mi corazón a España
Publicar un comentario