martes, 21 de abril de 2009

Paseando por Granada

Tenía mis dudas. Acababa de salir de una faringitis horrorosa (sí, lo se, este mes no gano para medicamentos) y no estaba muy seguro de si iba a aguantar el ritmo de todo el fin de semana más lunes de regalo, subiendo y bajando cuestas, visitando monumentos y comiendo de aquella manera. Y sin embargo, acepté: ¡no podía dejar pasar así como así un viaje a Granada!

Y reconozco que las primeras señales no fueron buenas. Por la noche llegué destemplado después de seis horas y media de coche, y para rematar a la mañana siguiente fuí atacado salvajamente por una estantería suelta con resultado de una pequeña brecha en mi cabeza, que quizás hubiera requerido de algún punto de sutura (y digo quizás, porque no fuí al médico a comprobarlo...). Sin embargo, los malos augurios acabaron ahí. Todo lo demás fueron momentos inolvidables, extraños en algunos casos, surrealistas en otros, pero divertidísimos todos ellos. Así, aparte de conocer la bellísima ciudad de Granada y poder volver a abrazar a mis añoradas "granainas" nos encontramos por allí a Ian Gibson, el reputado escritor; tuvimos una entrañable conversación con la madre de Toni Moreno, el cantante de Eskorzo; tapeamos y bebimos hasta hartarnos; nos mojamos en la calle la noche del sabado, que llovió lo que no está escrito, y nos remojamos en los baños arabes el domingo con masaje incluido; conocimos a alguien que no es de aquí, sino de otro planeta; aprendí a resolver cubos de Rubik...


La verdad, no tenía idea de como iba a ser este fin de semana. Pero ahora que ya ha quedado atrás, debo decir que es de los más divertidos que he pasado ultimamente, y que repetiría sin dudarlo todas las veces que hicieran falta. Y quien sabe... a lo mejor volvemos pronto a hacer la ruta del rio Verde, y a comer salmorejo y calamares hasta reventar.

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