Recojo una a una las camisetas, los calcetines, la ropa interior, todo cuanto he ido usando estos últimos días y los voy guardando lentamente en la mochila. Después de unas semanitas en mi ciudad natal y una más de nuevo en el Ticino, toca volver a Berlin.
Mientras mis manos hacen el trabajo, miro ensimismado a través de los cristales hacia las rocosas crestas que se extienden a lo largo del horizonte. De pronto, un sonido me saca de mis ensoñaciones. Un mensaje. A mi numero alemán. ¿Será de mi hermano? Que raro, no parece la hora. Saco el móvil con curiosidad.
Y sin quererlo, una sonrisa me va subiendo a los labios, y me llena la cara. Son apenas tres frases, pero dicen un mundo. Tres simples frases, que de alguna manera, necesitaba escuchar después de mi extraña experiencia en Valencia. "Hey Maaaario, welcome back to Berlin. We missed you crazy guy. Signed - Welcoming comitee!".
Que importa que haya llegado con un día de adelanto. A lo largo del mismo día, varios mensajes han ido apareciendo, dejándome con una dulce excitación. Ganas de volver, de estar de nuevo allí. Voy a echar de menos a mi hermano, como echo de menos a mis padres, y a los buenos amigos de mi tierra, pero no puedo evitar un escalofrío al pensar que me quedan apenas horas para pisar de nuevo aquella urbe.
Quizás es lo que se siente cuando vuelves a casa...
lunes, 23 de agosto de 2010
jueves, 12 de agosto de 2010
Redshift
Y un día vuelves a tu ciudad, y ves que todo sigue igual, pero también que todo ha cambiado. Las mismas calles, con algunos ligeros detalles diferentes, las mismas caras, los mismos autobuses, las mismas farolas. Pero todo es distinto, ya no es como antes.
No puedo evitarlo. Me siento desplazado. La vida, como no podía ser de otra manera, ha seguido su curso. Sin mi. Todos han continuado con sus rutinas, sus trabajos, sus historias cotidianas. Y es lógico, no me puedo quejar, no tengo derecho a hacerlo. Pero es que todo es tan distinto...
Apenas medio año y ya tengo la sensación de haber sido extirpado de manera limpia de la vida de muchas personas. Aunque reconozco que siempre hay gratas excepciones, y he tenido muchos y muy emotivos encuentros durante mi breve estancia, de esos que te hacen sentir que no has desaparecido del todo de esta urbe, y que aún tienes un huequecito en el corazón de los que quieres aquí.
Quizás, se junta también que muchos piensan que mi estancia en Berlin es algo temporal, o que es verano y todos andan dispersos, o la luna, o que hoy tengo el día tonto, o que echo terriblemente de menos Berlin. Sea como fuere no pienso amargarme. El estío está ahí fuera. Pienso salir y comerme la ciudad,... aunque sea como turista.
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